Imagina un muro. Ahora imagina que ves como asoman por la parte superior de ese muro dos orejas de burro y ahora oyes un rebuzno. ¿Te atreverías a afirmar que detrás del muro hay un burro? Pues lo mismo pasa con los libros malos. Si un libro parece malo, su sinopsis parece mala y lo empiezas y te parece malo... lo más probable es que sea un libro más malo que un trabuco.
Lección lectora nº327.
Este año creo que he publicado menos reseñas que nunca desde que abrí el blog. No me ha pasado nada, simplemente me cansaba de poner que un libro no era bueno y el siguiente era igual o peor. Y es que, definitivamente, este no ha sido un gran año para la literatura. Resulta irónico hacer una afirmación así en el año en que se han otorgado no uno, sino dos Premios Nobel, pero, por más que he rebuscado entre mis estantes, no he encontrado motivos suficientes como para desdecirme de esta afirmación.
En 2019 hemos descubierto que un premio entregado en marzo se comienza a leer en noviembre o, al menos, la gente no se había quedado perpleja hasta ese momento. Vimos como Netflix recordó a una escritora las ganísimas que tenía de reflotar una novela en una segunda parte que no estuvo a la altura, pero en este caso nadie lo esperaba y no pasó nada. También ha sido el año en el que hemos reivindicado la literatura feminista y, si bien es algo que hace falta, eso también ha dado espacio a muchos títulos que no estaban a la altura que deberían para hacerse hueco, lo cual no beneficia en absoluto a la reivindicación original. Hemos criticado sin piedad un premio porque nos han dicho que pertenece a un contrato, y lo hacíamos sabiendo que este es de los premios que se hubieran criticado de igual modo. Y de paso olvidamos a aquella tuitpoeta que tras ser premiada recibió la ira en las mismas redes que la habían encumbrado. Este año hemos seguido empeñados en convertir la novela negra en una suerte de capítulos de CSI que discurren con más o menos éxito dejando al lector contento por vislumbrar al malo sin pedirle demasiado esfuerzo. Con lo que a mi me gustaba la novela negra... Y ha sido, por supuesto, un año de Auschwitz (incluso lo sabemos escribir) y Dachau demostrando que, si a la Primer Guerra Mundial se la conoce como la Gran Guerra, la Segunda podría llamarse La Literaria. Lo que sí he echado en falta es al fenómeno literario de turno que aparece de forma periódica. Ya sé que Gómez Jurado ha sacado libro y Dolores Redondo también, y Reverte... pero no me refiero a eso, hablo de los títulos que arrasan y que todos leemos y criticamos, de las 50 sombras de turno o de Perdida. Vaya, parece que ni para eso hemos dado.
La conclusión ha sido clara, este año he releído mucho y he acudido a muchos clásicos, ese refugio inagotable de quienes buscamos buena literatura. Y tampoco pasa nada, no todos los años van a ser brillantes, que los grandes nombres de la literatura universal son contados y no podemos poner allí a todos (aunque a juzgar por algunas listas que estoy viendo estas semanas parece que sí).
Esa es otra, las listas. Mira que nos gusta hacer listas, el top tres, el top diez, el cincuenta, ¡los cien mejores libros del siglo que ya estamos en 2019! Que no digo yo que esté mal hacer listas, pero eso de colocar tantos títulos como corresponda a tener números redondos suena más a cuadrante que a disfrute. A nivel personal, y así a botepronto, diré que las mejores lecturas en este blog a lo largo de este año han sido "Goethe en Dachau", "Una Odisea", "Leopardo Negro, Lobo Rojo", "El espía que vino del frío" y "Tiempos recios", que ha gustado especialmente tras varios títulos del autor que me parecieron flojos, y es que siempre es un placer reconciliarse.
Me paso el año desmontando listas, muchos lo sabéis, en twitter y ahora he dejado un pequeño puñado de títulos esperando que hagáis lo mismo. A fin de cuentas, las listas son para los lectores y, si algo hacemos los que pasamos por aquí, es leer.
¡Feliz Navidad!