"Erika Ewald entró despacio, con el paso cauteloso y quedo de quien llega demasiado tarde. Su padre y su hermana ya estaban dentados a la mesa comiendo; al oír el ruido de las puertas levantaron la vista para saludar fugazmente con la cabeza a quien entraba, luego no se oyó más que el ruido de los platos y el tintineo de los cuchillos a través de la habitación débilmente iluminada".
Hace muchos años que leo a Zweig. He dado vueltas incontables para lograr una firma suya subasta tras subasta y, en definitiva, es una constante en mi biblioteca. Así que os podéis imaginar la alegría con la que recibí este título ya que implicaba que además se habían tomado la molestia de buscar un título. Hoy traigo a mi estantería virtual, El amor de Erika Ewald.
Erika toca el piano, es pianista, profesora, es... aburrida. Y durante unos ensayos se enamora del pianista con el que se ve inmersa el amor inicialmente platónico de quien se ve atraído por quien uno cree que comparte todo. Del platonismo pasamos al deseo y Erika entra en un momento obsesivo en el que ni siquiera la separación hace que olvide al violinista.
Zweig tiene biografías maravillosas, entre las que incluyo Momentos estelares de la humanidad como la biografía de un colectivo, de una época y luego está su faceta de novelista, en la que sus personajes desarrollan pasiones obsesivas marcadas por el amor o por la supervivencia. En este caso, Erika es la elegida para vivir el amor romántico hasta sus últimas consecuencias. Destila drama desde las primeras páginas y, pese a estar ante un cuento corto, Zweig tiene tiempo de regalar al lector una tragedia completa en la que la protagonista se ve marcada de por vida. Una protagonista que despertará sentimientos diferentes en el lector que acaba por sentir lástima sin darse cuenta de que ha sido manipulado por la pluma del escritor. Zweig profundiza en los sentimientos de Erika hasta lograr ponernos de su lado perdiendo la objetividad necesaria para valorar su reacciones e incluso sus interpretaciones. No somos conscientes, pero lo somos, de sus sentimientos y de como estos pueden nublar su juicio hasta el punto de volver la vista atrás por un instante y replantearse una decisión que vimos como adecuada.
Zweig me gusta porque es intenso y, si bien esta no es su mejor historia, destila esa característica suya en cada palabra logrando que sus personajes sangren sentimientos y vivan cada momento y cada pasión. Por eso uno cierra el libro con el juicio terminado sabiendo lo que opina de la pianista y el violinista como si hubiera pasado con ellos una larga temporada.
El amor de Erika Ewald es un cuento largo o novela corta que viene marcado por lo mejor del autor: sentir intensamente.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.