Cuando uno se pasa el año recomendando libros, casi debería de esperar con ilusión esta época en la que los mejores libros del años son proclamados a bombo y platillo para comprobar lo que le falta y hacer con ellos la lista de reyes. Sin embargo, por mucho que nos guste la idea, es inviable. En primer lugar, y como el propio Harold Bloom reconoció, nadie es capaz de leerlo todo y cualquier sesgo que implique una selección se verá afectado por el gusto de quien la hace, ya que determina los títulos que ha elegido leer a lo largo del, en este caso, año. Sin embargo, ójala fuera ese el mayor de nuestros problemas.
En primer lugar cuesta identificar lo mejor del año. Y es que hay una diferencia abismal entre los libros que más se venden a lo largo del año y aquellos que aparecen en las listas de lo mejor. No seré yo quien afirme que porque un libro sea el más leído tenga que convertirse en el mejor, pero la diferencia que veo entre ambas opciones me hace pensar en una figura de crítico empeñado en hacer ver al lector su falta de inteligencia a la hora de elegir lecturas ya que, salvo contadas excepciones como Reverte, no veremos que se acerquen a los títulos más vendidos ni siquiera para criticarlos. Y esto, amigos, es un sesgo importante. Se nos olvida entonces que hay grandes nombres de la literatura que en su momento fueron best seller o que escribieron folletines incluso por entregas, gente que hoy está en lo más alto del escalafón literario que, de haber escrito hoy, se encontrarían con la indiferencia cuando no con el desprecio de este sector encargado de decirnos lo que nos estamos perdiendo por leer nombres más sonados. Y así es como nos aparecen año tras año listas formadas por las mismas editoriales y los mismos nombres en los que rara vez hay más de un 30% de cambios y, de haberlos, es porque ese año al autor de turno no le tocaba novela. Así que se sustituye por la siguiente, que la lista de baile es corta pero la de aspirante, como diría un juguete, llega hasta el infinito y más allá.
No contentos con estas listas de aspiraciones literarias, tres ensayos y dos amigos, están esas otras de los especialistas en listas. Es decir, tú... ¿a cuánta gente necesitas? pues hagamos como Amazon y pongamos listas de todo: de ficción, no ficción, nacional, internacional, ensayo, poemas... ¿cuentos? pues también. De todo. Muy mala suerte tendrás que tener si en alguna de ellas no apareces tú, tu primo o tu madre con la lista de la compra, estarás pensando... y no. No te emociones porque los libros serán básicamente los mismos pero divididos en categorías selectas. Ahí verás a Mesa o a Amat junto a 4 o 6 de los amarillos, un par de ellos negros (por fuera, nada de novela negra, cuidado), editoriales de las llamadas pequeñas y que han resultado ser medianas (como los Hobbits, y todos sabemos quién acabó con Sauron), etcétera, etcétera, etcétera... Al final, y por no alargarme, yo recurro a la comparativa con los gremios, esos que tenían sus propios emblemas y que, en algunos casos, incluso cuando donaban dinero para las iglesias, exigían que aparecieran en vidrieras separadas para no mezclarse con el resto. Entre ellos, que diría mi abuela, se entienden.
Me pregunto, si me permitís el inciso, dónde quedan esos escritores que por no estar en un grupo u otro son olvidados en tierra de nadie a merced del boca a boca del lector o del buen (o mal) criterio del librero que se decida a hacerles un hueco entre sus recomendados. Libreros que en muchos casos, y más en este años, se ven también en la necesidad de ceder a un mundo cargado de novedades que buscan espacio y cuyas apuestas personales pueden suponerles, si no un riesgo, fijo que un par de preocupaciones nocturnas. Exactamente igual que el escritor esperanzado que estos días se busca en vano en las listas, unas veces desde la inocencia y otras con la convicción de haber hecho los deberes para salir y que descubre, con mayor o menor sorpresa, que su lugar no estaba allí.
Por todo esto y por no alargarme y volviendo a la primera línea, os digo lo mismo. Me paso el año recomendando libros, ya sea en el blog, en instagram o en twitter. Por eso, y como ya he preguntado en estas redes, me gustaría que me dijerais cuales han sido vuestras mejores lecturas durante este año 2020 en el que muchos hemos tenido que recurrir a la literatura para viajar, conocer o simplemente olvidarnos de la realidad.
Empiezan las vacaciones, empiezan las Navidades, y solo deciros que va a ser mi cumpleaños. Admito libros. Y... zapatos claro. Pero sobre todo, libros.
Gracias por acompañarme. Felices Fiestas y a cuidarnos mucho. Puede que parezca que estamos viviendo una novela perturbadora, pero estoy segura de que nadie quiere llegar al último capítulo antes de tiempo.