"Niklas comía sin prisa, contemplando a su familia al otro lado
de la mesa. Todavía estaban a 17 de diciembre y parecía un poco
pronto para poner la decoración navideña, pero su hija había
decidido empezar ya. Por eso había duendes de porcelana blanca sobre el mantel y el cálido resplandor de las luces de Navidad
iluminaba el ambiente. Había pensado que un árbol difícilmente sobreviviría hasta la Nochebuena dentro del apartamento, y
por esa razón había colgado de la lámpara una guía de luces,
como iluminación principal".
Tengo que decir que llevo años leyendo a Camilla Läckberg buscando el simple divertimento. Por eso la saga que escribe junto a Fexeus se ha convertido en presencia habitual y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El Espejismo.
El Ministro de Justicia de Suecia es amenazado de muerte mediante una macabra cuenta atrás. Intenta ocultarlo, particularmente a su hija y a su exmujer Mina Dabiti con quien la manda a vivir. En ese momento Mina está investigando la aparición de un montón de huesos en el metro de Estocolmo, relacionándola con la desaparición de un conocido financiero. El caso le hace recurrir nuevamente al mentalista Vincent sin saber que el hombre está pasando por su propio infierno.
Y entonces aparece un segundo montón de huesos.
La tercera entrega de la saga protagonizada por Mina y Fexeus es, sin duda, la más personal de todas. Sin desvelar nada de tramas anteriores, sobre todo referidas a los culpables, ya que en lo personal hay puntos que son imposibles de salvar, la autora dota de un protagonismo aún más acusado al entorno personal de su dúo principal. Por eso la familia de ambos es una presencia constante. Cathalie y su acercamiento a su madre, las amenazas cuya sombra se alarga hasta señalar directamente a las personas que quieren y, sobre todo, la presencia de las distintas obsesiones que han acompañado a la hasta ahora trilogía, y que bien puede acabar en esta entrega, serán vitales. Quizás por ello los autores se han encargado de que el lector conozca todos los entresijos del equipo policial, de ir atando las dudas que había dejado sembradas en los títulos predecesores y lograr, al ser presencias ya habituales, que haya una relación más directa entre uno y otro lado del libro.
Como me ha sucedido con otros, no voy a decir que sea maravilloso o que vaya a pasar a la historia de la literatura, porque no se trata de eso. Lo que si puedo afirmar es que la novela es entretenida, la mezcla entre lo criminal y lo personal hace que se tire de página para seguir leyendo y, tampoco voy a negar que ese toque mágico que Vincent suele encargarse de desmontar tiene su atractivo. Respecto a esto, esta es la trama más mundana y con menos trucos de la trilogía, teniendo incluso en cuenta los acertijos que se presentan al protagonista como parte de las pistas o de la tortura, dependiendo del enfoque que quieran los autores darle en cada momento.
A grandes rasgos diré que me ha resultado una lectura muy rápida con la que me lo he pasado bien. Y tampoco le estaba pidiendo más, sabía el producto que compraba y lo que me ofrecía de antemano. He recogido los guiños y no han cambiado ni mis filias ni mis fobias con los distintos personajes, algo que agradezco ya que en este tipo de novelas vengo un poco cansada de esos giros increíbles que transforman a buenos en malos y viceversa.
El espejismo es, en resumen, una novela entretenida en el más amplio sentido de la palabra. Algo que a la lectura puede resultar fácil pero estoy segura de que a la escritura es un trabajo harto complicado. A fin de cuentas, se compite con opciones mucho más rápidas, llamativas y visuales.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.