Víctor de Árbol es mosso d’esquadra, pero también es escritor. Lo conocimos con El peso de los muertos, donde nos hablaba de la memoria, ganando con ella el premio Tiflos de Novela, y demostrado queda en su última novela, La tristeza del samurái, en la que teje una compleja historia en dos tiempos que arranca con una madre separada de su hijo. Una historia intensa e impactante.
- ¿Cómo son sus comienzos en el mundo literario? ¿Qué le lleva a escribir?
- No creo que exista una fecha en rojo en el calendario de cuando empecé a “sentirme” escritor. De hecho, es una pregunta que he empezado a hacerme a partir de que me la han hecho los demás. Aprendí a jugar sólo, y en mi cabeza desarrollaba auténticos dramas griegos en los que yo unas veces era protagonista y otras espectador. Mi madre me abrió la puerta a la lectura, el amor por la biblioteca y los libros, y leyendo a los demás empecé a escribir mis propias historias a mi gusto. Mi primer gran “éxito” literario fue más o menos a los catorce años. Nos llevaron a Tossa de Mar y nos pidieron que escribiésemos una redacción corta sobre lo que veíamos. Viendo el torreón que corona uno de los vértices de la cala, me puse a escribir sobre unos piratas berberiscos que llegaban al pueblo en el siglo XV. Me salió un mini relato y me premiaron con un libro de Ramón J. Sender “Réquiem por un campesino español” Todo lo conservo como el mayor de mis tesoros.
Al final, he llegado a la conclusión de que escribo por pura necesidad. Me gusta creer que soy un hombre corriente, que se transforma en alguien extraordinario a través de un papel en blanco.
- Y le publican su novela y se encuentra con una madrina de excepción, María Dueñas. ¿Recuerda la sensación cuando se lo comunicaron?
- Publicar con Alrevés ha sido una experiencia extraordinaria, muy diferente a otras experiencias anteriores. El proceso de editar un libro es largo, y en ese camino llegas a una especie de química con los editores que se vuelve amistad y afectividad. Cuando conocí a María Dueñas sentí que es una escritora de raza, una persona inteligente, sensible y amable con la que enseguida hubo una química parecida. Admiro a la gente que cumple sus sueños y sigue con los pies en el suelo. Y ella es de ese tipo de personas.
-Un libro con una trama complicada, con asesinatos, secuestros, torturas… ¿cómo surge la idea?
- Quería crear una atmósfera que se acercase lo más posible a la realidad, como escritor esa es mi mayor obsesión. Que el lector no sea espectador, sino protagonista y parte de la novela. No es lo mismo que un personaje sienta horror a hacerle sentir ese mismo horror al lector; igual pasa con los sentimientos de la Tristeza del Samurái: el lector siente el amor, el odio, la confusión y la melancolía con la misma intensidad que sus personajes. Quería, al escribir esta historia que al leerla uno sintiera que el momento más dramático de la propia vida se da cuando nos miramos al espejo y nos preguntamos quiénes somos, qué quisimos ser, y en qué nos hemos convertido.
- Después de leer la novela, entre otras muchas sensaciones, queda la de los odios y culpas que pasan de generación en generación, ¿realmente cree que se heredan?
- Mira, en mi opinión, el odio y la culpa son motores equidistantes, como el amor y la felicidad. Vivimos en un difícil equilibrio entre lo que somos y lo que queremos ser, tratamos de ser coherentes, pero al final, lo cierto es que las circunstancias nos acaban arrastrando, y no tenemos más opciones que afrontarlas, y lo hacemos lo mejor que podemos. Esas circunstancias no las decidimos siempre nosotros, a veces (como en el caso de la Tristeza del Samurái) nos vienen impuestas por errores o aciertos de nuestros padres, de nuestros abuelos. Existe el libre albedrío, ciertamente, pero somos esclavos de un Destino que no siempre escribimos nosotros. Al final te das cuenta de que la vida no es un traje hecho a medida. Y hay que lidiar con eso.
- Un Thriller en una época complicada, con personas corrientes y nombres conocidos ¿Se inspiró en alguien en especial?
- La ficción no es realidad. Sólo es un espejo que distorsiona al gusto del escritor esa realidad. Yo buscaba llevar a mis personajes al borde de un abismo para comprobar si se atrevían a saltar al vacío. Conozco a muchas personas así, con historias tan dramáticas como las que se cuentan, historias por otra parte trasladables a cualquier país y época donde haya existido una Dictadura o un régimen militar, sin democracia. Todas las historias se enraízan de una forma u otra en una interpretación de la realidad.
- De sus personajes hay muchos que reflejan actitudes como Publio y otros como María que van marcados. Supongo que la situación personal que le pone es intencionada, ¿no?
- Sí, claro. En María buscaba transmitir el convencimiento que tengo de lo absurdo que es usar el calificativo de “género débil” aplicado a las mujeres. En una época donde la mujer no contaba prácticamente nada fuera de la esfera doméstica, yo presento a una mujer abogada de éxito, capaz de separarse de un marido que la maltrata y de vivir un amor lesbiano. Sin embargo, su verdadero drama es otro: ella logra lo que ninguno de nosotros nos atreveríamosPublio tiene un camino parecido que le lleva a un final absolutamente distinto. De familia humilde, su máxima energía es conseguir lo que María repudia. El poder en sí mismo, la sensación de emerger de la mediocridad y de imponerse a sus semejantes cueste lo que cueste para vencer sus complejos de la infancia. Mi opinión es que, ni uno ni otro consiguen lo que buscan.
- La División Azul, Leningrado, falangistas... entra en terrenos donde no es habitual que se adentren, no sé si decir pantanosos, pero si algo bastante aproximado, ¿por qué?
- Nuestra historia tiene suficientes claro oscuros como para que yo encontrase un marco ideal donde desarrollar este thriller. Existen muchas novelas y buenos escritores que se centran en el tema de la guerra Civil, pero no era esta mi intención. Yo utilizo el marco trágico de nuestro pasado para crear un escenario donde la barbarie y el desmán se banalizan. Y como amante de nuestra historia más reciente, quería ahondar en ciertos aspectos poco conocidos del período franquista sin entrar en maniqueísmos. Aquí no hay derechas o izquierdas. Aquí hay gente que se ahoga y quiere salir a flote.
- ¿Le llevó mucho la documentación?
- La verdad es que sí, cerca de cuatro años, y aún así hubo que hacer varias rectificaciones documentales a última hora.
- ¿Nos puede contar su relación con la Virgen de Montserrat?
- Jaja, ya veo que te has documentado tú también. Para mí existen lugares especiales, sitios dónde uno encuentra algo parecido a la paz, ni que sea momentánea. A mí me ocurre en la cripta de Montserrat, incluso a veces me hospedo unos días en las celdas que se alquilan al efecto. Cada vez que escribo una novela subo allí unos días a descansar y pensar, y me gusta dedicarle el primer ejemplar a la virgen. No le pido mucho, sólo que me de un poco de lucidez, no sé si se entenderá, pero no es algo meramente religioso, sino una especie de diálogo interior que me calma. Dejo allí el libro, consciente de que alguien se lo llevará, con una dedicatoria anónima para quien lo reciba. Me gusta pensar que si llega a manos de alguien es porque así debe ser.
- ¿Qué será lo próximo?, ¿Tiene ya algo entre manos?
- Estoy trabajando en una nueva novela, sí, alejada ya de este período franquista. Te puedo decir que versará sobre cómo reaccionamos ante la pérdida de aquello que más amamos: un hijo, una esposa…Y promete intensidad y emoción, pues de eso se trata.
- Y por último, no puedo evitar preguntar qué está leyendo ahora mismo.
- Experimentos con la Verdad, de Paul Auster. Hay un párrafo en el que habla de cierto hotel de París donde le llevaba su editor francés. Auster y yo tenemos el mismo editor, y obviamente, compartimos ese mismo hotel. Ahora me pregunto si también habremos compartido con veinte años de diferencia la misma habitación, si quizá escribió esta historia mirando por la misma ventana que yo.
- ¿Nos puede contar su relación con la Virgen de Montserrat?
- Jaja, ya veo que te has documentado tú también. Para mí existen lugares especiales, sitios dónde uno encuentra algo parecido a la paz, ni que sea momentánea. A mí me ocurre en la cripta de Montserrat, incluso a veces me hospedo unos días en las celdas que se alquilan al efecto. Cada vez que escribo una novela subo allí unos días a descansar y pensar, y me gusta dedicarle el primer ejemplar a la virgen. No le pido mucho, sólo que me de un poco de lucidez, no sé si se entenderá, pero no es algo meramente religioso, sino una especie de diálogo interior que me calma. Dejo allí el libro, consciente de que alguien se lo llevará, con una dedicatoria anónima para quien lo reciba. Me gusta pensar que si llega a manos de alguien es porque así debe ser.
- ¿Qué será lo próximo?, ¿Tiene ya algo entre manos?
- Estoy trabajando en una nueva novela, sí, alejada ya de este período franquista. Te puedo decir que versará sobre cómo reaccionamos ante la pérdida de aquello que más amamos: un hijo, una esposa…Y promete intensidad y emoción, pues de eso se trata.
- Y por último, no puedo evitar preguntar qué está leyendo ahora mismo.
- Experimentos con la Verdad, de Paul Auster. Hay un párrafo en el que habla de cierto hotel de París donde le llevaba su editor francés. Auster y yo tenemos el mismo editor, y obviamente, compartimos ese mismo hotel. Ahora me pregunto si también habremos compartido con veinte años de diferencia la misma habitación, si quizá escribió esta historia mirando por la misma ventana que yo.
Felicidades por el premio recién otorgado que es muestra de la calidad literaria de la obra. premio que recibirá durante la gala de inauguración del festival Quais de Polar que se celebra en Lyon en estos momentos y hasta el próximo 1 de abril.
Muchas gracias por responder a mis preguntas. Para mí ha sido un placer leerlo y más aún que accediera a responderme.
Y, como os digo siempre, muchas gracias a todos los que pasáis por aquí cada día o de forma ocasional. Sois lo artífices del blog.
Bibliografía:
- El peso de los muertos
- La tristeza del samurái
Y, como os digo siempre, muchas gracias a todos los que pasáis por aquí cada día o de forma ocasional. Sois lo artífices del blog.
Bibliografía:
- El peso de los muertos
- La tristeza del samurái