Hay novelas que vienen avaladas por la editorial que las publica. Una de estas editoriales es Sajalín que, desde que me descubrió a Bunker, ha ido conquistando mis estanterías libro a libro. Hoy traigo a mi estantería virtual, Corazón Giratorio.
Corazón giratorio nos traslada a Irlanda en el momento en el que el boom ha pasado y el país está en plena recesión. Nos sitúa para ello en una ciudad en la que el empresario, constructor, local Burke ha huido dejando dejando a todo el mundo herido. El autor construye entonces un fragmento que gira en cada capítulo para poder dar voz a cada uno de los 21 personajes que forman parte de la historia construyendo de este modo una imagen formada por cada una de sus partes. Estos narradores accidentales tampoco es que llevaran vidas maravillosas, hay violencia y enfermedades, hay situaciones que van haciendo comprender como, a medida que gira, ese cartel de la cubierta va tomando significado como si se tratara del acceso a un lugar postapocalíptico.
La parte estable es el capataz, un hombre joven que deja la marca de quien no es héroe porque tiene miedo y que un día fue el brillo de lo que hubiera podido llegar a ser. Pero tenemos a más, están el padre de Burke, los que piensan en marcharse para buscarse un futuro, quien tiene una deuda con el banco que le asfixia sin remedio. Hay padres, hijos, personas duras o terribles, hay miedo y odio en los monólogos que nos deja Ryan para marcar la desesperanza de un momento en el que la amabilidad es recogida con recelo, incluso odio, por quienes no ven esperanza. Y hay fantasmas, y de ahí la fotografía que ilustra la cubierta. Porque el pueblo es un pueblo fantasma como lo son las esperanzas de desarrollo del lugar y también las individuales de cada uno de los personajes que hablan. Todo se esfuma y deja un retrato duro de testimonios individuales marcados por el sombrío sufrimiento que les hace hablar con la honestidad de quien siente que ya le queda poco por perder. Quizás el subsidio sea su salida, quizás ni siquiera eso.
Corazón giratorio es un libro de poso triste, complejo más en su construcción que en su lectura, ya que el autor nos permite no solo situarnos si no ir montando poco a poco el puzzle que forma un lugar sin futuro ni esperanzas que va haciendo mella en el lector y que incluye, porque todo hay que decirlo, algunas metáforas tan hermosas que duele lo que están representando. Lo he disfrutado mucho, ahora me queda saber si el autor tiene más títulos.
Y vosotros, ¿hay editoriales que se han ganado vuestra confianza?
Gracias.