lunes, 25 de diciembre de 2023

Memorizando fragmentos


"Pienso mesa y digo silla
compro pan y me lo dejo
lo que aprendo se me olvida
lo que pasa es que te quiero"

      Todos tenemos libros favoritos, esos que decimos de cabecera. O al menos eso dicen. En mi caso no es exactamente cierto. En realidad tengo autores que me gusta todo lo que escriben en mayor o menor medida. Esos que me apena terminar con sus obras porque han fallecido y las dejo cerca para echarlas un vistazo de vez en cuando; y también esos otros que me tienen pendiente de cada uno de sus movimientos a la espera de que anuncien su próximo título. No son muchos, apenas un puñado, pero ahí están. ¿Libros? van cambiando en su mayoría a medida que los descubro. Pero me dí cuenta de que no eran títulos fijos el día que intenté decir cual era mi libro favorito de McCarthy o de Capote y se me amontonaban las sugerencias. ¿Cómo ser capaz de decidirme entre los títulos de Jim Thompson? Imposible.


     Lo que hay son fragmentos, pequeños trocitos de historias que he tenido que apuntarme en el cuaderno que está en la fotografía porque me han parecido tremendos, porque me han emocionado o porque me hicieron acercarme al libro (aunque no siempre con la misma fortuna). Y de eso hablaremos hoy, de fragmentos literarios.
     Gracias a La historia del loco se que "antiguamente la gente creía que si te dormías con la luz de la luna en la frente despertabas loco. De ahí procede la palabra lunático". Miro los libros en las bibliotecas y recuerdo eso que decían en El Señor de los Anillos: "No conozco a la mitad de ustedes la mitad de lo que me gustaría y eso es sólo lo que la mitad de ustedes merece". Tantos autores de los que aún no conozco nada o de los que me queda tanto por conocer... y eso me lleva a Milena Agus que afirmaba: "Si no he de conocerte nunca, haz al menos que te extrañe". Porque eso pasa a veces con los personajes de los libros, los extrañamos. Ya de niña, cuando conocía Bastián Baltasar Bux, a quien debo la seguridad de saber que "la fantasía no es un modo de evadirse de la realidad, sino un modo más agradable de acercarse a ella", presentí que había un interminable número de historias por descubrir en las bibliotecas. Y así me fui acercando a ellas para hacer nuevos amigos, o conocidos dependiendo del caso. Asistí al fatídico momento en que "tras unos sueños intranquilos, Gregor Samsa se despertó"... y se había convertido en un enorme insecto. Descubrí perpleja también un telegrama a un tal extranjero en el que le decían escuetamente "Madre fallecida. Entierro mañana.Sentido pésame".
     Y a todos acompañé en el camino de sus historias congeladas en el tiempo esperando ser descubiertas. Y también he apuntado, como no, fragmentos de amor. Benedetti me habló de una curiosa pareja, me dijo "los detuvieron por atentado al pudor. y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse. En realidad su amor no era sencillo. El padecía de claustrofobia y ella de agorafobia. Era sólo por eso que fornicaban en los umbrales". Y Cortázar me enseñó un hermoso beso entre cíclopes enamorados... Y aprendí, como no ya que siempre se aprende algo, de cada libro, aunque sea la simple ortografía y el léxico que derivan del acto de leer, que las historias de amor pueden surgir en cualquier parte. Recuerdo haber apuntado una noche con bastante prisa un fragmento de El lobo estepario que decía "yo te gusto, continuó ella, por el motivo que ya te he dicho: he roto tu soledad, te he recogido precisamente ante la puerta del infierno y te he despertado de nuevo. Pero quiero más, mucho más. Quiero que te enamores de mí." Quién lo iba a decir en ese título... 


     Porque todos nos acercamos a los libros expectantes ante las historias, queriendo pensar como decían en La Princesa Prometida: "Este es el libro que más me gusta de todo el mundo, aunque nunca lo he leído." Y porque muchos de nosotros nos apuntamos esos pequeños fragmentos, hoy os pregunto por algún fragmento o frase de un libro que recordéis especialmente. 

     Personalmente me quedo con Tim Burton cuando dice: "La palabra normal siempre me asusta". Y eso que este año he apuntado muchos fragmentos que he ido dejando en las historias de mi cuenta de ig.


sábado, 23 de diciembre de 2023

Felices Fiestas y un espumillón




      Hace ya días que cualquier sitio al que miremos está lleno de símbolos navideños. Bien sea un árbol, un pesebre, Santa Claus que suben por cuerdas en posturas imposibles y Reyes Magos repartidos por todas partes.

     En el mundo cibernético lo que vemos son felicitaciones y alusiones a leyendas varias, orígenes o bromas más o menos conocidas sobre estas fechas. Tras pararme a pensar un momento sobre la forma en que podía darle un toque navideño a mi estantería virtual, he decidido contar el origen de uno de los elementos que estoy seguro no falta en ninguna casa. Nadie se fija demasiado en él salvo por lo mucho que mancha, pero todos lo colocamos y en todas las tiendas se ve. El espumillón.

     Parte de la una leyenda alemana antiquísima llamada La araña de la Navidad.

     Cuentan que hace muchos muchos años, una casa cualquiera de este frío país, estaba preparando las fiestas. Al igual que en todas las casas, cada celebración viene precedida de una ardua limpieza, llevada a cabo por la madre en nuestra pequeña casa. Tanto afán puso esta mujer en limpiar, que sacó una escoba bien larga, para poder llegar a los más altos rincones de la casa. Aquellas zonas encima de los armarios en las que sólo se limpia una vez al año y se acumulan el polvo y las telas de araña.  Y lo hizo bien, y todas las arañas de la casa se vieron privadas de sus hogares, así que, para no ser aplastadas, se vieron obligadas a huir al desván.
   
     Y llegó la Nochebuena y la familia se reunió junto al árbol para decorarlo con las figuras que habían ido pasando de generación en generación, la casa reluciente, y todo el mundo con el corazón cálido y las sonrisas en la cara. Bueno, no todo el mundo... las arañas estaban tristes por no poder asistir a la celebración y heladas por su confinamiento en la única zona de la casa que no poseía chimenea. Así que la araña más vieja, les sugirió que se asomasen por una grieta de la pared al salón, para así calentarse y ver la llegada de la Navidad. Fueron acercándose hasta colocarse en las rendijas de la puerta, se veía mejor, y llegaba el calor mucho más directamente. Pero la puerta se abrió, y asustadas, se vieron obligadas a huir para esconderse... ¿dónde? Pues en el árbol. Allí estarían a salvo de la temida escoba.
     Esa noche no se atrevieron a moverse más, y Santa Claus bajó por la chimenea y las encontró allí acurrucadas. Tras el susto inicial, se apenó de las pobres arañas pensando en lo que haría la madre de la casa al encontrarlas allí, así que, usando un poco de su magia, golpeó la base del árbol convirtiéndolas en tiras brillantes y luminosas.

   Desde entonces, en Alemania se empezaron a decorar los árboles con espumillones y en las casas en las que aún se recuerda esta leyenda, se esconde entre las ramas una pequeña araña brillante.

     Disfrutad de las fiestas.


miércoles, 20 de diciembre de 2023

Leer Lolita en Teherán. Azar Nafisi

 


     "Recogí las notas y los libros apresuradamente y salí del aula un tanto preocupada. Habían pasado solo unos cuantos días después del juicio contra Gatsby y su ambiente todavía impregnaba la clase. En los pasillos algunos estudiantes me abordaban para hablar sobre la novela y darme su opinión. Dos o tres escribieron espontáneamente trabajos respecto al tema. Al salir a la luz tenue de la tarde, hice un alto en la escalera atraída por una discusión vehemente entre un puñado de estudiantes musulmanes y sus oponentes marxistas y laicos. Todos ellos gritaban y manoteaban. Vi que a corta distancia de la muchedumbre, Nassrin escuchaba sus argumentaciones".

     Llevo con este libro en casa un tiempo pero nunca me había animado a leerlo. Un poco, supongo, porque tampoco me había preguntado de qué trataba. Hoy traigo a mi estantería virtual, Leer Lolita en Teherán.

    Azar Nafisi ha dado clase en tres universidades diferentes de Teherán de las cuales o bien ha dimitido o bien ha sido expulsada. Decide entonces elegir a 7 alumnas, a las que ella valoraba mejor, y montar una suerte de club de lectura en su casa que, disfrazado de rebeldía contra Irán, mostrará a esas jóvenes el camino para ser ellas mismas a finales de los 90.

     Supongo que puede parecer que Lolita es una elección más o menos fácil por controvertida, reconozco que era una de las bases que yo tenía en mi cabeza antes de haber leído esta novela. Pero lo cierto es que Nafisi lo elige por su prosa. Cualquier que haya investigado un poco sobre el libro sabrá que nada es al azar en él, ni siquiera la repetición del nombre de su protagonista. Según avanzamos por este título vemos que realiza un paralelismo entre Humbert Humbert y el Estado Islámico. Uno culpa a la pseudoadolescente de seducirlo y el otro señala a las mujeres como origen de muchos males. Profundiza en su prosa señalándola como presente en otros regímenes totalitarios y tras ese dedo acusador la autora se reconduce para no dar demasiadas lecciones y establecer algún principio universal sobre clases y privilegios.

     No hay que olvidar que es un club de lectura, se leen libros y se habla de ellos. Tanto desde el punto de vista puramente literario como el de los sentimientos que despiertan, realizando una valoración personal sobre el comportamiento o sus enseñanzas y trasladando de ese modo no solo el pensamiento de la sociedad que refleja, si no también la sensación de una lectura activa por parte de los personajes que invita al lector a coincidir o no con sus opiniones. Somos, dicen las lenguas románticas, una parte de los libros que hemos leído. Quizás por eso Leer Lolita en Teherán es una memoria a través de libros y quizás por eso también deja una impronta en la novela el alma de la propia autora, la profesora preocupada, inquieta, que busca tocar el alma de sus alumnas. No solo eso, además lo hace, como es de esperar supongo, con una prosa cuidada cuya lectura es un placer pese a que hay muchas heridas y cicatrices en las miradas de sus personajes.

     Leer Lolita en Teherán es un libro que merece la pena ser descubierto y no quedarse en uno de esos títulos que te suenan pero a los que no te arrimas.

     Y vosotros, ¿os pasa que hay títulos que tanto verlos los dais casi por leídos y termináis por no acercaros a ellos?

     Gracias.

lunes, 18 de diciembre de 2023

Trilogía Iremonger. Los secretos de Heap House. Edward Carey

 

     "En realidad todo empezó, todo este terrible asunto, el día en que desapareció el picaporte de mi Tía Rosamud. Era su picaporte particular, un picaporte de latón. Es cierto que no ayudó en absoluto que todo el día anterior se hubiera dedicado, como tenía por costumbre, a recorrer la mansión entera en busca de cualquier razón por la que quejarse. Había escudriñado cada planta, escaleras arriba y abajo, abriendo puertas sin ton ni son y sacándole defectos a todo. E insistía en que, en el transcurso de sus minuciosas investigaciones, no se había separado de su picaporte en ningún momento, pero que ahora ya no lo tenía. Alguien, dijo a voz en grito, se lo había robado".

     Si me permitís que sea superficial os diré que yo veo un libro bonito y se me van las manos. Y sí, ya sé que no hay que juzgar un libro por la cubierta y todas esas cosas que decimos, pero... soy una superficial. Hoy traigo a mi estantería virtual Los secretos de Heap House.

     En esta novela vamos a conocer a la familia Iremonger, cómo no, que viven en Heap House. Hasta aquí es más que evidente solo con leer el título. El caso es que viven en un universo paralelo, a las afueras de Londres, y es victoriano y un tanto steampunk. En su exilio, esta familia se mantiene separada del resto y se dedican a mirar en la basura. Excéntricos, cada miembro posee un objeto propio que mantendrá a su lado hasta la muerte, pero no se trata de un objeto maravilloso, no, son... cosas. Y entonces conocemos a Clod, miembro de la familia con tapón como objeto que además parece que puede oír dichos objetos, y a Lucy, que llega a la casa a trabajar como sirvienta. Y ahí, en capítulos narrados por ambos, comienza la historia de la familia Iremonger y cómo cambian las cosas.

     Una cosa que me llamó la atención del libro es la habilidad del autor para generar un mundo insospechado y ambientarlo pese a ser tan peculiar. Que el distrito en  que se encuentra Heap House e incluso su mismo nombre, un juego sobre casa del montón, esté lleno de basura en montones que den lugar a una geografía propia y la forma en que esta familia se relaciona con el sitio, resulta más que original, tremendamente creativo. Tiene un punto que casi podría recordar a las excéntricas historias de Burton creadas para niños grandes en las que uno no sabe si van dirigidas a su edad pero que disfruta igual enormemente con ellas. ¿Y los Iremonger? absolutamente inolvidables. Tanto como lo son sus objetos para ellos.
Lucy, cumpliendo la normativa clásica de este tipo de historias, es una joven huérfana con un futuro que parece cerrado y que le resulta, cuanto menos, horrible. Y ahí es donde entra el abuelo Iremonger, salvador y a la vez causa de la llegada de la joven a la casa donde se convierte en Iremonger. 
     Supongo que a estas alturas una de las dudas es cuál es la historia realmente que esconde la novela, además de lo ya relatado, así que imaginad ahora que quien puede escuchar hablar a los objetos lo que oye es que nombran a alguien que no es quien los tiene adjudicados. O mejor aún: imaginad que falta un objeto.

     Heap House me ha parecido una novela divertida y muy creativa comparada con lo que podemos encontrar hoy en las librerías. Con una ambientación capaz de trasladar al lector a las páginas en las que se desarrolla la historia, es un libro más que recomendable. Me quedo esperando la segunda entrega.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias


miércoles, 13 de diciembre de 2023

Miss Austen. Gill Hornby

 


     "Cerró tras de sí la puerta del jardín y señaló hacia Elm Wals. Se apretó el chal y aspiró una profunda bocanada de aire limpio y renovado. Corría el año 1795 y el día parecía asumir el hecho de que era el primero de esa primavera":

     ¿Será sobre Austen la que todos conocemos? Y por eso, y nada más que por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Miss Austen. 

     Jane Austen es una escritora mundialmente conocida de cuya vida privada se sabe más bien poco. Y es que su hermana Cassandra quemó gran parte de sus cartas poco antes de morir y algo más de dos décadas después de la muerte de Jane. Si me permitís la opinión, eso eran familias y no lo que se hace ahora publicando absolutamente todo lo que cualquier heredero/amigo/vecino o persona que pasara por ahí pueda encontrar del finado. Por supuesto, lo que hizo Cassandra es imperdonable para muchos porque dejan muchos espacios oscuros en la vida de Jane: lo que viene a ser la vida privada. Y entonces llega Gill Hornby y tomando estos espacios oscuros y esa vieja máxima que dice que los escritores beben de sus propias experiencias construye esta novela que se basa en Jane pero que coloca en el foco central a Cassandra.

     Conocemos a Cassandra, única hermana de Jane en una familia de 5 hermanos varones, lo que hizo que ambas siempre estuvieran unidas. Cuando la acción (que no la novela) comienza, corre el año 1840 y Cassandra es una señora de más de 60 años que está viajando para recuperar las cartas que su hermana escribió a una mujer llamada Eliza que acaba de fallecer. Cassandra teme que se hagan públicas y es que la privacidad de su hermana, es importante. Serán precisamente estas cartas las que den paso a un hilo sobre el pasado de ambas hermanas, cuando Austen aún no era un apellido conocido en el mundo literario. Esta parte se alternará con un presente en el que Cassandra tendrá que intentar proteger la intimidad de su hermana y la suya propia de manos no siempre dispuestas a consentirlo.

     Hornby desarrolla una historia en la que el estilo de Austen se percibe hasta un punto en el que el lector duda de la parte real en las cartas presentadas. Sabe que hay una base real y el éxito de la autora es precisamente hacer de la parte el todo dejando una novela de estilo victoriano en el que se reconoce superficialmente lo que hubiera podido ser la pluma de Austen. Es cierto que hay partes en las que me ha llegado a molestar el hecho de que cada parte pareciera temer estar o sentirse reflejada en alguna de las novelas, pero también lo es que precisamente eso le otorga la gracia al libro. Y ahí está el equilibro que tan bien se ha sabido alcanzar.  Cassandra es hermana y a la vez protagonista de su propia historia y de cualquiera de las novelas de la famosa autora que presentaban a mujeres fuertes siempre dispuestas a ayudar a los demás anteponiendo eso al matrimonio pese a haber tenido oportunidades. Y ahí, más o menos, es donde mi lengua acarició la palabra cliché. Si la autora no se hubiera empeñado en convertir su obra en algo "redondo" estoy segura de que la hubiese disfrutado muchísimo más. La perfección, aunque suene raro, acaba por minar la historia.

     Miss Austen es una novela entretenida a la que se perdonan los excesos pero que no llega a brillar.

     Y vosotros, ¿sois lectores de Austen?

     Gracias.

lunes, 11 de diciembre de 2023

Los demonios. Heimito von Doderer

 


     "Hace muchos años que vivo en la que en otro tiempo fuera habitación de Schlaggenberg. 
     Es una buhardilla; sin embargo, no cabe imaginársela como un cuartucho miserable. Los últimos años que pasó en Viena y en la ciudad jardín de su extrarradio, tenía la extraña costumbre de alojarse siempre en ateliers de pintores y demostraba una gran habilidad para encontrar sugestivos apartamentos de este tipo—la primera vez fue justo antes de que su maestro Kyrill Scolander regresara del sur de Francia, al tener que buscar una habitación apropiada para él: fruto de ello fue el primero y tal vez el más hermoso de los «ateliers de Schlaggenberg» (como los llamamos más tarde)—, unos apartamentos que, por lo demás, representaban su único vínculo con la pintura, pues, a mi parecer, o nunca había entendido demasiado este arte en concreto, o le había preocupado tan poco como el teatro, por poner un ejemplo".

     Hay títulos que me atraen de forma irremediable. Ya sea por la temática que insinúan o porque haya otro libro con el mismo título que me ha impactado, se vuelven irresistibles. Hoy traigo a mi estantería virtual, Los demonios.

     La novela, centrada en la sociedad de los años veinte en Austria, se mueve entre distintas personas de diferentes estratos sociales que tienen una relación entre ellos del tipo que sea y que sirven al autor para llegar al verdadero punto candente del libro que es el incendio del Palacio de Justicia de Viena en 1927 en el que murieron un centenar de personas y que se consideró un brutal golpe para las libertades del país. En su novela, los personajes tienen también algún tipo de relación con este suceso y además es un momento determinante para todos ellos.

     Nominado hasta en cinco ocasiones al Nobel de Literatura tengo que reconocer que desconocía totalmente la existencia de este novelista. Simpatizante del nazismo en los primeros años se sabe que Los demonios fue reescrita y purgada de cualquier contenido nazi por el propio autor una vez cambió su ideología.
     Si no he dado nombres en el caso de mi escueta sinopsis es que es parte de la novela que el lector entienda que se desdibujan los perfiles individuales para generar una atmósfera de foco movido en la que todo el mundo va a alguna parte con un motivo más general que propio en la novela. Esto es importante porque el autor busca un reflejo de la sociedad al hacerlo así ya que solo de ese modo se obtiene una panorámica y, al igual que en ellas cuando las hacemos hoy en día con un teléfono móvil, eso hace que muchos aspectos no salgan totalmente definidos pero sí que nos dejan una imagen de conjunto. Y frente a esto será el propio narrador quien deje claro con una sutil ironía en muchos momentos, que todo el mundo tiene sus secretos. Normalmente los vinculará a ideales  posiblemente debido al momento en el que se concibió la novela, y dicho narrador se autoimpone, además la tarea de descubrirlos mediante la observación.
     Resulta particularmente interesante la comparativa que se realiza sin ser apenas consciente, de esta novela con las grandes historias de la literatura rusa y es que el autor ha sabido aprovechar una época rica en matices para hablar de la sociedad vienesa. El periodo de entreguerras, la industrialización, la sociedad convulsa frente al ascenso burgués... todo son puntos que el autor matiza con un lenguaje polvoriento en el que se siente ese toque mordaz como escondido entre los pliegues del saber estar.

     Los demonios es una lectura que puede parecer inmensa pero cuya satisfacción es realmente apabullante.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

     PD. Para quien crea que exagero cuando digo inmensa: 1600 páginas y más de cien personajes son los culpables de que el lector se sienta inmerso en un mundo pasado.

lunes, 4 de diciembre de 2023

X. Percival Everett

 


     No me digáis por qué me llamó la atención esta novela. Creo que por el batiburrillo de sinopsis pero no lo tengo claro. El casi es que hoy traigo a mi estantería virtual, X (Erasure).

     Dicen que Everett practica la novela experimental, pero este libro ha sido mi primera vez así que diré que es un poco raro y que cada lector piense lo que quiera.

     Conocemos a Monk, tiene un nombre más rimbombante y complicado, pero es Monk. Es un escritor negro, de piel que no de profesión, que ha sido detenido varias veces por polis blancos, algo no tan extraordinario en USA. Aún así hay quien no le ve lo suficientemente negro. Familia de médicos, estudiante brillante parece carecer de las aptitudes propias de su raza como las deportivas, el basket en sí. Monk es, en definitiva, un negro que reescribe clásicos y se sienta más o menos satisfecho, al menos más de lo que otros creen insistiéndole en que escriba cosas raciales. Y por cierto que no le gustan las novelas protagonizadas por escritores, hasta la que escribe ahora, porque esto es pura metaliteratura así que escribe tanto sobre literatura como sobre su familia en una novela irónica y cargada como una escopeta. Y es que en su familia hay de todo, desde pérdida de memoria hasta asesinatos pasando por gays que fingen ser heteros más allá de lo razonable (que es nada).Por si fuera poco parece que hay una hermana secreta. En definitiva, un cuadro. Monk se da cuenta de que sus libros van a entrar en el catálogo de afroamericanos pese a que solo tiene de ello al autor. En cambio autores claramente mediocres alcanzan el éxito con frases que son puro formulismo. Y entonces tiene una idea: parodiar una de estas novelas de éxito sin revelar su identidad utilizando un seudónimo que es a la vez un juego de palabras para algunos lectores y obtiene con dicha parodia una lucrativa oferta.

     Y todo esto está en la novela que se embarca en un juego literario sobre el valor y la valía, el escritor y sus personajes o el escritor que se convierte en personaje y, como no, los premios literarios. Es una novela divertida pero que tiene mucho de reflejo social del tema racial en los 90, algo que no recuerdo haber visto tratado nunca en la literatura y que me ha parecido interesante, puesto que ya existían best sellers de este color de piel.

     La parte experimental es más formal. Hay una novela dentro de otra, un narrador que parece molestar y que cambia de foco y de persona pero no de necesidad. Y todo esto sin reírse uno demasiado cuando lo intenta explicar como yo ahora. Además contiene cartas, artículos, mensaje y casi cualquier forma de comunicación que a uno se le ocurra y, por raro que parezca, el lector encuentra orden dentro de este caos y se abre paso hasta una novela inteligente cuya lectura ha sido un placer. Hay mucho de literatura y de crítica al producto o a la moda o la línea, algo que se mantiene hoy en día en las editoriales. Mucho de todo en realidad.

     X es una novela diferente y original en la que cuesta situarse, pero el esfuerzo merece la pena.

     Y vosotros, con qué libro comenzáis la semana? 

     Gracias