Se da el caso no solo de que me gusta el tenis, además este año en un par de hilos de twitter comenté que leo pocos libros relacionados con el deporte en general. Por eso, y porque recojo cada sugerencia, hoy traigo a mi estantería virtual, El regreso de Carrie Soto.
Conocemos a Carrie Soto, la mejor jugadora de tenis hasta la fecha. Con más de 20 títulos de slam y una feroz competitividad en tenis fue el centro de su vida durante mucho tiempo sin importarle ni siquiera la mala prensa por su carácter. Y hace seis años, se retiró de las canchas. Ahora Carrie está de espectadora en el Abierto de 1994 y asiste al espectáculo que da la magnífica tenista Nicki Chan, quien tiene la osadía de romper su récord. Algo se remueve entonces en su interior y Soto decide regresar a las chanchas para recuperar su récord. Haciendo gala de toda su determinación no duda en entrenar sin importarle con quién o lo que digan de ella en los medios, no le importa si toman en serio su palabra, solo tiene un objetivo que se convierte en la necesidad de demostrar que puede hacerlo.
Si hubiera empezado hablando de la lucha de Carrie Soto para lograr ser la mejor, de su entrenador que es su padre y de todos sus sacrificios, vuestra visión de la protagonista sería muy diferente. Pero nada real. Soto es un personaje brutal y salvaje con una determinación y un carácter que atraviesa la novela para otorgarle un realismo que no necesita ir de la mano de la simpatía. Tampoco es simpática con ella misma, es más, ahí es donde más exige, más letal se muestra. Reid bucea en el personaje tanto como en el mundo del tenis que, por extensión, se pude percibir como el mundo del deporte profesional: las largas jornadas, los golpes, la competitividad, las envidias... todo está dentro de la novela que se complementa con artículos y referencias que aportan a la protagonista una dosis de credibilidad que hace dudar al lector sobre si realmente existió. Y ese es precisamente el éxito de la novela: la tridimensionalidad.
La autora, que llegó a las manos de los lectores de mano de novelas como Los siete maridos... tiene, para quienes nos hemos impacientado en seguir leyendo su obra, guiños fácilmente identificables a alguna de ellas, lo que permite crear una corriente de complicidad con el lector habitual que se siente casi privilegiado por saber recogerlos.
He disfrutado mucho con El regreso de Carrie Soto. Sobre todo porque me ha quedado claro que a Carrie le importaba entre cero y nada lo que yo pensara de ella. No iba a cambiar.
Y vosotros, ¿sois de los que os sentís bien cuando recogéis guiños del autor en una obra?
Gracias.