miércoles, 14 de diciembre de 2022

El regreso de Carrie Soto. Taylor Jenkins Reid

 


     Se da el caso no solo de que me gusta el tenis, además este año en un par de hilos de twitter comenté que leo pocos libros relacionados con el deporte en general. Por eso, y porque recojo cada sugerencia, hoy traigo a mi estantería virtual, El regreso de Carrie Soto.

     Conocemos a Carrie Soto, la mejor jugadora de tenis hasta la fecha. Con más de 20 títulos de slam y una feroz competitividad en tenis fue el centro de su vida durante mucho tiempo sin importarle ni siquiera la mala prensa por su carácter. Y hace seis años, se retiró de las canchas. Ahora Carrie está de espectadora en el Abierto de 1994 y asiste al espectáculo que da la magnífica tenista Nicki Chan, quien tiene la osadía de romper su récord. Algo se remueve entonces en su interior y Soto decide regresar a las chanchas para recuperar su récord. Haciendo gala de toda su determinación no duda en entrenar sin importarle con quién o lo que digan de ella en los medios, no le importa si toman en serio su palabra, solo tiene un objetivo que se convierte en la necesidad de demostrar que puede hacerlo.

     Si hubiera empezado hablando de la lucha de Carrie Soto para lograr ser la mejor, de su entrenador que es su padre y de todos sus sacrificios, vuestra visión de la protagonista sería muy diferente. Pero nada real. Soto es un personaje brutal y salvaje con una determinación y un carácter que atraviesa la novela para otorgarle un realismo que no necesita ir de la mano de la simpatía. Tampoco es simpática con ella misma, es más, ahí es donde más exige, más letal se muestra. Reid bucea en el personaje tanto como en el mundo del tenis que, por extensión, se pude percibir como el mundo del deporte profesional: las largas jornadas, los golpes, la competitividad, las envidias... todo está dentro de la novela que se complementa con artículos y referencias que aportan a la protagonista una dosis de credibilidad que hace dudar al lector sobre si realmente existió. Y ese es precisamente el éxito de la novela: la tridimensionalidad.

La autora, que llegó a las manos de los lectores de mano de novelas como Los siete maridos... tiene, para quienes nos hemos impacientado en seguir leyendo su obra, guiños fácilmente identificables a alguna de ellas, lo que permite crear una corriente de complicidad con el lector habitual que se siente casi privilegiado por saber recogerlos.

     He disfrutado mucho con El regreso de Carrie Soto. Sobre todo porque me ha quedado claro que a Carrie le importaba entre cero y nada lo que yo pensara de ella. No iba a cambiar.

     Y vosotros, ¿sois de los que os sentís bien cuando recogéis guiños del autor en una obra?

     Gracias.

lunes, 12 de diciembre de 2022

El diciembre del decano. Saul Bellow


      "Corde, que llevaba la vida de un ejecutivo en Estados Unidos -porque, después de todo, ¿no es un decano una especie de ejecutivo?-, se encontraba ahora a nueve o diez mil metros de distancia de su base, en Bucarest, en pleno invierno, encerrado en un elegante apartamento".

     Una de las cosas buenas que tiene colocar libros es que siempre aparece alguno que no habías leído. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El diciembre del decano.

     Conocemos a Albert Corde, decano de periodismo en la Universidad de Chicago. Está casado con  Minna, una astrónoma rumana de fama internacional y ahora su madre ha sufrido una suerte de derramen que la ha llevado al Hospital del Partido Comunista. Han ido a verla, claro, y se han encontrado con un problema digno de Kafka. De cinco días tuvieron una visita formal, otra que se buscaron la vida y una tercera frustrada por haber hecho la segunda de aquella manera. Y así es como Corde acaba en el apartamento junto a la hermana de su esposa pensando, bebiendo y teniendo algún encuentro que ayuda a que avance la teoría del autor.

     Bellow, con una paciencia kafkiana, recorre las vicisitudes para lograr enterrar a la madre de Minna, que finalmente muere, y muestra paso a paso cada pequeño problema y signo de corrupción en Rumanía mientras la esposa de su protagonista parece aislarse. Y entonces regresamos a Chicago, ciudad que ya habíamos conocido mediante recuerdos en los que nos ponían al día de la situación dejada por Corde mientras que Bellow nos daba muestras de una suerte de similitudes que el lector va recogiendo poco a poco hasta llegar convencido al reencuentro de la ciudad con los protagonistas. Y es porque Corde escribió sobre la muerte de un chico al que tuvo que identificar y se metió de lleno en el tema de la violencia dentro y fuera de prisión sin importarle nombres y parece que tampoco demasiado el hecho de no tener apoyos ni siquiera dentro de su propia familia. Bellow entrega entonces a un protagonista extremo, que no tiene pelos en la lengua y con un carácter que el lector intuye está a punto de explotar y, y por esto me ha gustado la novela particularmente, no tiene problemas en ser extremo en su instantánea social, se embarra sin perder el sentido del humor basado más en los juegos que en las propias palabras, y deja una novela deslumbrante que avanza rápidamente pese a su extraña disposición.

Pudiera decirse, por supuesto, que estos saltos y extremos indignados aceleran la trama y provocan la sensación de lectura rápida, por supuesto. Pero la novela es compleja. La disposición orquestada de momentos y fragmentos, la anticipación del lector al regreso, la mujer impedida, el abogado que es a la vez familia del protagonista pero defiende al otro lado, cada pieza, cada acto, forman parte del puzle que constituye esta novela con un reflejo social bastante crítico de un mundo lleno de problemas que solo puede mejorar si somos capaces de poner nuestra atención en ellos.

     Me ha gustado El diciembre del decano. Disfruto muchísimo leyendo a este autor.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.