miércoles, 27 de enero de 2021

Delatora. Joyce Carol Oates



     "Repudiada 
     Hubo una época en que yo era la favorita de papá, de entre sus siete hijos. 
     Antes de que algo terrible sucediera entre nosotros, algo que todavía estoy tratando de solucionar. 
     Fue en noviembre de 1991. En aquel momento tenía doce años y siete meses. Mi padre me mandó al exilio. ¡Trece años exiliada! Puede que para un adulto no sea mucho tiempo; para una adolescente es toda una vida. 
      ¿Quién es la niñita de papá?"

     Me gusta Oates. Nos conocemos hace años, en las páginas de sus libros, y ya sabemos de nuestras virtudes y defectos. Se hacia dónde carga tintas y ella sabe hasta dónde puede llegar conmigo en un asalto. Es cómodo, me gusta. Sé que puedo parar de leer porque al retomar la lectura se esforzará en volver a cautivarme. Nos entendemos, se viene conmigo. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, Delatora.

      Conocemos a Violet, séptima hija de una familia católica irlandesa de siete hijos. En realidad son irlandeses de Nueva York y allí es donde esta niña de 12 años disfruta de su status de favorita de la casa. Es niña y la pequeña, poco más hay que añadir.

     Violet delató a sus hermanos cuando estos mataron a un chico negro. Ellos fueron a prisión pero ella también recibió el castigo que se reserva a los chivatos que son incapaces de ser leales a su familia. Repudiada, sin perdón por su falta, la seguiremos a lo largo de dos décadas en una vida de culpa y búsqueda en un entorno complicado que irán forjando a una superviviente.

     Hay mucho más detrás de la novela de Oates que la vida de una delatora que es incapaz de perdonarse y busca a la vez el perdón. Es más que la vida de una superviviente que acepta como si fueran merecidos los abusos, como una suerte de purga de su culpa. Mucho más. Oates regresa a sus temas, entra esta vez en un entorno familiar tóxico con un padre con un trabajo obrero, afición desmedida por el alcohol y tendencias brutales. Un hombre que mide bajo el mismo ojo a sus hijos y a sus hijas. Y no es precisamente el ojo de la igualdad. Ellos son brutos y ellas han de ser chicas hermosas y sexys, pero sin pasarse. Ellos son apenas educados más allá de ese trato casi animal. De hecho es fácil que el lector se escandalice ante un primer acto de Lionel y Jerome que apenas es castigado por llamarlo de alguna manera. Y de ahí, al asesinato en una sucesión brutal de imágenes cargadas por el razonamiento inicial de estos dos hermanos mayores de la protagonista. Y un chico negro acaba muerto mientras que los dos chicos no se esconden de su hermana al llegar a casa. Violet los ve y deduce lógicamente lo sucedido, mientras el lector descubre nuevamente el verdadero tema de la novela. Intenta hablar y explicarse, pero no la escuchan o, si lo hacen, ella es la amonestada: por el amor de Dios, son sus hermanos, es su familia... Y cuando finalmente alguien la escucha, sus hermanos van a prisión y ella es una rata delatora. Es apartada de la familia, pasa por un hogar de acogida y acaba con su tía. Su vida no irá a mejor y tampoco será un campo de margaritas. Pero nadie lo espera, estamos leyendo a Oates. Sabemos que los conflictos raciales y sociales marcan su obra, como también lo hacen la violencia masculina y la victimización de las mujeres. Son temas perennes, están ahí tanto como lo hacen en la calle, en la sociedad actual. En su novela no hay piedad para la protagonista, a veces incluso nos preguntaremos si estamos antes una bildungsroman que transita por los tortuosos caminos del infierno. Pero no es la única por la que la autora no parece tener piedad, los hombres en este libro sufren la misma suerte aunque no por el mismo camino. Esta vez es Oates quien no tiene piedad y no da opción en sus juicios.

     Delatora es un libro implacable, hay racismo, misoginia, violencia y abusos y su lectura, la de Violet en su vida y la forma en que va viendo el lugar que ocupa es tan actual, pese a que opta por ambientarlo hace treinta años, como descorazonadora. Por supuesto que son extremos y por supuesto que es ficción y el lector jamás deja de ser consciente de eso. Porque si no lo fuera, se asfixiaría... exactamente igual que lo había con cualquier otro final diferente al elegido por la autora. Aunque, si han leído el libro, piensen un momento... sí, justo eso, ya ven de mano de quién vino.

     Delatora es una gran novela. Con la pluma a la que Oates tiene acostumbrados a sus incondicionales. Y de toda esta opinión quizás esa sea la palabra más importante: implacable: no hay nada de la soleada cubierta en la novela, allí todo es oscuridad. Con todo lo que eso pueda significar.

     Y vosotros, ¿ya conocéis a Oates?

     Gracias.

    

lunes, 25 de enero de 2021

64. Hideo Yokoyama

 


     "Los copos de nieve danzaban en la penumbra del anochecer. 
      Tenía las piernas tan entumecidas que le costó bajar del taxi. En la entrada de la comisaría los esperaba un miembro de la policía científica cobijado en el abrigo reglamentario. Éste los condujo al interior. Cruzaron el despacho donde trabajaban los agentes de guardia y por un pasillo apenas iluminado llegaron a una puerta que daba al aparcamiento para el personal. 
      Al fondo del recinto se alzaba la morgue, un edificio aislado sin ventanas y con tejado de zinc. El ronroneo del extractor le reveló que dentro había un cadáver. El agente de la científica abrió con llave y se apartó indicándoles con la mirada que esperaría fuera como muestra de respeto. 
      «No me he acordado de rezar...»".

     El thriller del año que ha salido en enero fue publicado hace casi diez y por fin llega a nuestras librerías. Hoy traigo a mi estantería virtual, 64.

     Conocemos a Mikami, un detective más que veterano que ha sido transferido en la policía esta vez al departamento que sirve de enlace con la prensa. Un lugar complicado ya que no solo tiene que medir la información que reciben, también tiene que resistir a sus presiones y hacer de freno. Preocupado por la desaparición de su hija le toca además orquestar la reunión con un alto cargo policial que llega de Tokio en una reunión que tiene que incluir al padre de una niña desaparecida hace 14 años y por eso el Comisionado lo va a revisar, está a punto de prescribir. Con el padre de la niña claramente enfrentado con una policía que no hizo bien su trabajo, es fácil entender que no tenga ningún interés en reunirse con el Comisionado para aparecer en una foto.

     64 se refiere al año en que desaparece la niña, 1989. 
     Dicho esto os habréis fijado que no me he puesto a poner los nombres de los personajes, y esto es porque son un engorro. En un libro de más de seiscientas páginas da tiempo a que aparezca mucha gente y si el libro se mueve entre vericuetos administrativos y pugnas prensa vs policía, ya ni os cuento. Y es que el libro es lento y, a ratos, grandes, incluso aburrido. El autor abre varios hilos aunque deja claro que el central será la desaparición de la niña hace años y los secretos que se han ido manteniendo ocultos en el tiempo. Los errores policiales no se airean, está claro. Pero no ha sabido darle la acción necesaria. Todo en el libro es lento y engorroso, la relación entre policía y prensa sigue y sigue entre tensiones y el lector siente la tentación de leer en diagonal algunas partes. Pero aguanto y no lo hago, a fin de cuentas es el libro del año y muchos somos los que protestamos de que todo thriller tenga que ser trepidante. La novela de Yokoyama no lo es, es meticulosa hasta lo enfermizo y requiere paciencia hasta llegar a los descubrimientos y giros, que los hay. Pero tienes que llegar a ellos. Por el camino hay un accidente y la prensa presiona para conocer la identidad de la conductora, Mikami los habla de otro caso que cree los puede entretener pero su estrategia no funciona y tirando de hilos y mordazas llegan sus sospechas. Empiezan las visitas y las llamadas que van descubriendo secretos o tretas administrativas, depende del caso, y la novela sigue y sigue dando vueltas (y nombres) mientras el lector se pregunta si realmente es necesaria tanta vuelta y tanta parafernalia para relatar una historia que con la mitad de páginas hubiera sido el doble de interesante. 
     Yokoyama vendió más que Murakami en su momento con esta novela. Y yo entiendo que la literatura nipona es diferente a la nuestra y suele tener musicalidad, que esta novela no tiene, y un costumbrismo que aquí me ha parecido casi un manual laboral del narrador. 

     64 ha resultado una novela curiosa. Cuando uno ve buenas críticas y recibe la sensación contraria durante la lectura, incluso aunque en la última parte mejore, se siente desconectado del resto de los lectores, ajeno. Al final uno se pregunta si el problema es propio y no del libro, y opta por no desrrecomendarlo, más bien justo lo contrario. Se genera un interés renovado en hablar del libro con los entusiastas, intentar acercarse a su prisma y ver qué es lo que falló durante la lectura. Os invito a contarme si lo habéis leído. A fin de cuentas, como ya he dicho muchas veces, yo no soy crítico, soy una simple lectora. Y si algo nos gusta a los lectores, es compartir opiniones de nuestro vicio favorito.

     Por cierto, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 18 de enero de 2021

El abstemio. Ian McGuire


      "Es medianoche. Hay cañones de campaña en Stanley Street y barricadas de madera en todos los puentes y cruces de la ciudad. Sobre las aguas oscuras y desiertas del río Irwell se eleva el resplandor anaranjado de decenas de fogatas".

     Hay temas que resultan atractivos, por eso no pude evitar fijarme en la novela que os traigo a mi estantería virtual. Hoy traigo, El abstemio.

     James o'Connor es un policía irlandés que llega a Manchester ante el recelo de sus nuevos compañeros en la comisaría. En un momento conflictivo en la ciudad se van a ahorcar a tres fenianos y él prevé que sea la chispa que haga saltar el polvorín. Solo que no parecen escucharlo. el día del ajusticiamiento la plaza está llena de espectadores y uno de los informantes de O'Connor le habla de un americano que viene para dar un golpe definitivo en nombre de los fenianos. Así empieza una lucha entre dos hombres que termina por convertirse en algo personal llevando al límite al policía.

     El abstemio es O'Connor, un detective que tocó fondo al perder a su familia y estuvo a punto de dejar que la bebida diera al traste con su vida y su carrera. Por eso está en Manchester en un intento de enderezarse y agarrar la que puede ser su última oportunidad de ponerse en pie y hacer las cosas bien. Y O'Connor lo hace bien, incluso con unos compañeros de trabajo que, en el mejor de los casos lo ignoran. al menos hasta la llegada de Doyle, un hombre violento y con sed de sangre que milita en las filas fenianas con la intención de llevar a cabo un golpe maestro y violento que sacuda los cimientos de la autoridad británica. Así las cosas su primer objetivo será saber a qué policía se acude cuando uno tiene algo que contar y también quienes son esos que parecen sentir la necesidad de contar demasiado a la policía. Este es el punto de partida de la historia entre estos dos hombres que se enfrentan desde las primeras páginas y que acaban convirtiéndose en objetivo y obsesión mientras el lector transita por el comienzo de la época más conflictiva de Irlanda. De hecho el punto de partida de la novela, el ajusticiamiento de los llamados Mártires de Manchester, es real, y a partir de él se construye una historia cada vez más personal en la que, lo confieso, temí que el final no estuviera a la altura. Y es que hay veces que un escritor se deja llevar en la trama tanto que termina por no rematar de la forma adecuada porque se le va de las manos. Creo que por eso me ha gustado tanto la novela, por el magnífico final capaz de impactarte pero también de dejar satisfecho al lector más exigente.

     La ambientación, el tono y el dibujo que hace de los dos protagonistas son puntos a destacar ya que, ni siquiera en el caso del "bueno" en este duelo entre "bueno y malo" cae en la tentación de convertir a uno en un héroe, dejando que decida y se confunda para alivio del lector que llega cansado de intachables.

     El abstemio me ha gustado. Ha resultado una historia difícil de soltar con un broche perfecto para un año que, a juzgar por este título, empieza bien en  cuanto a lecturas se refiere. Os lo recomiendo. Sin duda. Por mi parte investigaré otros títulos del mismo autor.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 11 de enero de 2021

Ana la de Tejas Verdes. Lucy Maud Montgomery y Antonio Lorente

 


     "La señora Rachel Lynde vivía donde el camino real de Avonlea baja a un pequeño valle orlado de alisos y zarcillos, y cruzado por un arroyo que nace en los bosques de la vieja posesión de los Cuthbert".

     Es muy de Navidad regalar libros, y por eso, ahora que ya nos han regalado con mejor intención que tino, os traigo a mi estantería virtual una pequeña joya: Anna la de Tejas Verdes.

     Conocemos a Ana, una niña huérfana que es adoptada por dos hermanos del pueblo de Avonlea. Desde su llegada está claro que todo va a verse afectado por esta joven pelirroja que llega en el lugar de un muchacho. Ana es divertida y brillante, también es traviesa y va a la escuela y tiene sus propias ambiciones. Y no tarda en ganarse el corazón del lector, pese a que tarda aún menos en ganarse el del hermano Cuthbert.

     Cuentan que la historia se basa en un artículo leído por la autora en el que se explicaba como una pareja que adoptó un niño, recibió a una niña. También es cierto que la propia autora fue pasando por casas y que algo tendrá que aportar su experiencia o eso asumo yo. Pero el caso es que Ana nació hace ya más de un siglo y desde sus primeros pasos fue un éxito incluida su adaptación televisiva. En este caso además se trata de un álbum ilustrado magníficamente por Antonio Lorente, lo que lo convierte en una joya para cualquier lector aficionado a este tipo de libros y es que la expresividad de sus ilustraciones trasciende el papel para dar consistencia al relato.

     Los libros ilustrados han ido ganando terreno en la literatura y lo que antes estaba reservado al público infantil ahora es incluso un logro que se reserva casi como un ascenso para aquellas novelas que han cosechado el éxito en las librerías, lo que significa que la visión del ilustrado se amplía y cambia finalmente hasta darles cabida en las librerías de cualquiera, sin importar su edad.

     Ana la de Tejas verdes es un libro tierno que bien podría considerarse una novela juvenil y que alcanza si uno lo lee a esas edad una conexión tal con el lector, que es imposible no comprarlo en la edad adulta con esa bruma que da la nostalgia de los buenos momentos pasados con una amiga.

     Ahora decidme, ¿qué libros os trajeron las navidades?

     Gracias.