Hay libros que parecen esperar su momento escondidos. Algunos incluso literalmente y uno los compra y desaparecen durante años hasta que un buen día, colocando estantes, te tropiezas con ellos y los rescatas. Eso sucedió con esta novela y es que hoy traigo a mi estantería virtual, Frankie y la boda.
Conocemos a Frankie Addams, una niña de doce años, huérfana de madre, que vive con su padre desde que su hermano se fuera a Alaska. No es que mantenga una gran relación con él, así que las otras dos personas que marcan su vida son Beredice la cocinera y su primo pequeño. Frankie es una niña precoz y un tanto rebelde que se ve además sorprendida con la noticia de que su hermano se casa, algo que significa que lo ha perdido para siempre.
Frankie es complicada. Debió de serlo para McCullers y lo ha sido sin lugar a dudas para mi. Es una protagonista complicada que no encuentra su sitio y está a mitad de camino entre la niña que ha sido y la adulta que será. De carácter a veces insoportable, pronto se desvela para el lector como alguien a quien le aterra estar sola, no olvidemos que no tiene madre, su padre prefiere su trabajo a su hija y tampoco aparecen amigos a su lado. Lo único que le queda es una relación forjada alrededor de una mesa y que incluyen a una criada y un niño pequeño. Esa es Frankie incluso cuando se enfada y provoca rechazo y McCullers logra que incluso nosotros la rechacemos sin entender muy bien qué narices le pasa. Pero en realidad es fácil: preadolescencia. Frankie quiere irse del pueblo, con su hermano, claro, quiere crecer y encontrar su sitio cuando en realidad lo único que encuentra es.... a un soldado. Le cuesta crecer por las prisas y también expresar lo que siente aunque pronto vamos a tener claro lo que significa, por ejemplo, Beredice para ella. Y luego llega la boda. Y no os voy a decir más.
McCullers escribe una novela al detalle en la que Frankie queda tan expuesta como para que el lector cometa con ella las mismas injusticias que ella siente que ha vivido. Mediante diálogos, parece decirnos la autora, es como mejor se conoce a las personas. Y así vemos las ideas descabelladas de una niña que quiere ser adulta con prisa y no se da cuenta de lo que se deja en el camino. Algo que el lector mira con tristeza incluso, antes de que Frankie se ponga en evidencia y la miremos con cierta desaprobación. Porque donde otros hubieran hecho un personaje entrañable y digno de lástima aquí nos irritamos porque la autora no pierde la perspectiva en ningún momento del carácter complicado que se tiene a cierta edad. También es la historia de un cariño, de una amistad, y de un cierto calor alrededor de una mesa que da algunos de los grandes momentos que posee este libro. Pero es, sobre todo, una magnífica muestra de lo que es escribir una novela en la que los lectores reaccionen ante los personajes de la misma forma que lo hacen otros personajes. Porque a Frankie no la terminamos de entender hasta que no hemos cerrado el libro, un poco como si necesitásemos que dejara de hablar sin descanso en nuestro oído para poder echarla de menos. Un poco como si se tratara de una preadolescente.
Frankie y la boda es una novela estupenda de una magnífica autora. La comenzó y terminó escribiendo en mitad del proceso La balada del café triste, posiblemente su mejor novela, y deja una historia cuajada de detalles que despierta en el lector sentimientos encontrados y viscerales hacia la novela tanto como hacia su protagonista. No dejéis de leer a McCullers.
Y vosotros, ¿Qué libro tenéis entre manos a la vuelta de vacaciones?
Gracias.