lunes, 27 de febrero de 2023

Un lugar para Mungo. Douglas Stuart

 


     "Cuando estaban a punto de doblar la esquina, Mungo se paró en seco y se sacudió la mano que el joven le había puesto en el hombro. La determinación del gesto pilló a todos por sorpresa. Después se dio media vuelta y alzó la mirada al bloque de pisos, los ojos le temblaban con sus habituales espasmos nerviosos. Su madre lo observaba a través de los visillos de espigas tratando de convencerse de que aquel tic era un guiño de alegría, un simpático telegrama en código Morse que venía a decir que todo estaba bien. G.E.N.I.A.L. Así era su benjamín. Sonreía incluso cuando no tenía ganas. Era capaz de hacer cualquier cosa con tal de que los demás se sintiesen mejor".

     El año pasado conocí a Shuggie Bain gracias a Marc, un compañero de Un libro al día, y fue de mis mejores lecturas anuales, lo que significa que no podía faltar a esta nueva cita con el autor. Por eso, hoy traigo a mi estantería personal Un lugar para Mungo.

     Para quienes hemos leído la anterior novela, es fácil pensar en las similitudes que tienen ambos protagonistas. Son chicos, de Glasgow, pertenecientes a la misma generación y a familias un tanto complicadas. Sin embargo el camino de Mungo es muy diferente. Conoce Mungo a James Jamieson durante unas vacaciones, qué momento más propicio para conocer al primer amor, y, puesto que James es un poco mayor, los planes que hacen son de escapar juntos una vez Mungo cumpla los 16. Imaginad lo que pensará el hermano mayor de Mungo, Hamish, de que su hermanito pequeño se marche con otro hombre y que es además feniano.

     El autor realiza un trabajo maravilloso, mucho más sobrio que en su primera obra, y representa el mismo Glasgow en el que católicos y fenianos son enemigos, una familia formada por una madre alcohólica, un hijo mayor líder de una banda, una hermana brillante pero condenada y a Mungo como benjamín. Y realiza esta presentación entre detalles minuciosos que incluyen tics y un despliegue magistral a la hora de desarrollar a una madre de familia que parecer pertenecer a ambas novelas y, por lo tanto, convertirse en un centro habítual del Glasgow de finales del siglo pasado. La novela, que se mueve entre el antes y el después; entre el viaje de pesca realizado por el protagonista con dos "amigos" que su madre conoció en AA y que representa un momento oscuro capaz de llevar al lector por un camino tortuoso, y un viaje al pasado que, si bien aligera los sentimientos que produce este viaje, no por ello va a representar una realidad hermosa. Y es que pareciera que los protagonistas de Stuart están condenados a brillar en entornos difíciles, con familias que respiran y son diseccionadas página tras página. La historia de amor es tierna y trágica y se produce paso a paso mientras el lector sabe que va a ser difícil. Enternece, no diré que lo contrario, ver los avances de dos jóvenes que se están condenando por ser de lados opuestos de un lugar en el que los hombres son heterosexuales, violentos y, si hay que ser algo más, alcohólicos.

     Si el primer libro conmocionaba y emocionaba al lector, este, seguramente por la inevitabilidad que el lector percibe y que se confirma, diría que tiene un punto provocador capaz de despertar sentimientos viscerales que incluyen, por supuesto, un aprecio hacia la pluma de Stuart que se extenderá a su siguiente novela.

     Un lugar para Mungo es un libro maduro, escrito de una forma que es un placer leerlo y que ha confirmado al autor como a un nombre a seguir de cerca.
 
     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 22 de febrero de 2023

Las tempestalidas. Georgi Gospodinov

 


     "Y bien, el tema es la memoria. Tempo: andante, tendiendo a andante moderate, sostenuto. Probablemente la zarabanda, de solemnidad templada y con un segundo tiempo prolongado, estaría bien para empezar. Händel mejor que Bach. Repetición rigurosa a la vez que desplazamiento hacia delante. Moderado y solemne para empezar. Luego todo puede _y debe- desmoronarse".

     Hay títulos que no sabemos cómo llegan a nuestras manos, pero llegan. Hoy traigo a mi estantería virtual, Las tempestálidas.

     Conocemos a Gaustine un doctor que monta una clínica que servirá para ayudar a pacientes con alzheimer. La clínica parte de un punto sencillos y es que si estos pacientes suelen recordar mejor o, al menos, de forma recurrente, determinados momentos del pasado, en la clínica se recrearán distintas décadas del siglo pasado. De esta manera los pacientes encuentran su refugio en su recuerdo, un momento en el que se anclan y que incluso les provoca mejoría en algunas ocasiones. Visto el resultado y la supuesta felicidad de los pacientes, la clínica crece  y posteriormente se replica, ya que los familiares de los ingresados también quieren hacer la prueba de vivir así y finalmente también los países que vivieron mejores tiempos en el pasado se encuentran interesados en el tratamiento o, quizás, en el modo de vida que significa quedarse en tu mejor lugar.

     Me enamoré en primer lugar de la palabra: tempestálidas. Y por eso comencé a leer esa relación entre el narrador y terapeuta que me llevó a conocer las clínicas de la nostalgia en las que los pacientes eran residentes. Algo que el narrador domina es el arte de generar momentos distintos y es que, si bien pareciera que todo el mundo se iba a quedar en un momento dorado, aprovecha el camino para hacer una reflexión sobre la memoria y el olvido colocando, por ejemplo, a un exdelincuente cuyo anclaje con el pasado es el expolicía que lo persiguió. Y es que la memoria se ancla a lugares insospechados, como el de otro caso en el que la nostalgia es de aquello que nunca tuvo (un viaje en este caso) convirtiéndose en su refugio y recordándonos que los deseos incumplidos a veces permanecen más tiempo que el placer de las fantasías realizadas. Es tan interesante el tema que cada caso merecería su novela particular. Su propio capítulo en Netflix.

     Entonces el lugar crece, el experimento. Y son no ya personas individuales, parejas o familias, son los propios países quienes no tienen en cuenta las consecuencias de lo que hacen y comienzan a tratarse anclándose en un pasado recreado temerosos de un futuro incierto en el mejor de los casos y ciertamente desolador como alternativa. Y es entonces cuando pensaréis en los problemas que eso conlleva, pero el ser humano en su capacidad para sorprendernos, decide que ¿por qué no adaptarse del todo. Por qué no disfrazarse de soldados en Alemania y dirigirse a la frontera con Polonia o acaso matar a un dirigente cuando tocaba en el fragmento histórico elegido? ¿Cómo se vota en un país el momento a elegir? La idea es complicada y retorcida, es diferente y divertida en la pluma de Gospodinov en la que estar condenados a repetir un error y no aprender de los errores cometidos se convierten en leyes de su ficción. Países que idealizamos no saben qué momento feliz tienen que elegir, hay tantos... y tienen delante a otros que no encuentran un buen momento en los últimos cien años. La historia es vida y repetirla, debatirla, supone una buena excusa para recorrer la más reciente de estos países.

     Las tempestalidas ganó el premio Strega en 2021 y llegó a mis manos el verano pasado en un viaje. Me he encontrado con una novela diferente, cálida y llena de reflexiones en las que la historia tiene un eco no siempre divertido pero aparentemente inevitable. Un libro muy recomendable. Una ilusión.

     Y vosotros, ¿qué importancia le dais al título de un libro a la hora de elegir la lectura?

     Gracias.

lunes, 20 de febrero de 2023

Los profetas. Robert Jones Jr.

 


     Es casi tradición que todos los años una primera novela haga que la crítica y los lectores se fijen en ella y acaben nominándola a premios y siendo el descubrimiento sonado. Y también lo es que yo me la compre corriendo por si acaso todo el mundo la lee y la cuenta y me canso y decido no leerla. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, Los profetas.

     Conocemos a Samuel e Isaías, dos esclavos negros que e enamoran siendo muy jóvenes pero que, por su condición de jóvenes y sanos son considerados por su amo como buenos sementales para procrear y  ampliar el número de esclavos. Se negarán a hacerlo. Esta es una historia de amor en tiempos de esclavitud.

     Con esa minisinopsis he querido remarcar la parte más llamativa de una novela a la que, si os dirigís pensando que va a ser sencilla o fácil, que va a ser amable o simplemente romántica, os quedaréis muy cortos. Jones destaca por su lirismo que va desde los títulos de las partes del libro hasta las descripciones que realiza sin que ello sirva de excusa o escudo para no reflejar ante el lector los horrores de la esclavitud. Precisamente es ese lirismo imperante en la novela lo que hará más impactantes unas escenas que, en otro caso, se sumarían a la lista de las vistas y leídas hasta el momento. La novela cuenta, como ya he dicho, la historia de dos esclavos del amo Paul pero más allá de eso habla de una revolución, porque estamos ante una novela de personajes y todos ellos tienen cabida para tener su propia historia. Hay un personaje que viendo que su amo viola a la mujer que ama se acerca a él para terminar leyendo la Biblia a los esclavos y generando un cambio. Están los Kosongo, una tribu de un lugar perdido que tienen menos ataduras sociales de las que existen incluso en nuestra época y también los profetas, esa versión semimágica que empieza a ser más común en las novelas y que termina por resultarme fascinante. Cada vez. También la esposa de Paul de apariencia caprichosa, el hijo, el capataz... como decía todos son personajes importantes para el relato de Jones que abarca un desarrollo histórico tremendo hasta llegar al momento de la narración. Y en todos esos momentos, existe el amor o la atracción, llámalo x. O no lo llames.

     La novela, endiabladamente complicada de escribir y relativamente sencilla de leer, aborda un tema complicado, de esos que parece que no existieron hace varios siglos pero que en realidad es tan antiguo como la propia existencia. Y es que el amor es un tema universal pero cuando se trata de un amor libre que es refugio y lucha, la novela se engrandece por momentos. Y uno de algún modo tiene la sensación de estar ante algo distinto.

    Estamos en febrero y Los profetas ya parece que será una de mis lecturas del año.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

     

miércoles, 15 de febrero de 2023

No hablemos más de amor. Hervé Le Tellier

 

     "El planeta vivió aquel año su otoño más cálido en cinco siglos. Sin embargo, de la clemencia providencial del clima, que tal vez desempeñó un papel en esta historia, no volveremos a tratar aquí. Este relato cubre el espacio de tres meses e incluso algo más. Aquella o aquel que no quiera -o ya no quiera- oír hablar de amor que no lea este libro".

     Con "La anomalía" Hervé Le Tellier entró en las casas de muchos lectores que, hasta ese momento, no se habían fijado en él. Ahora se reedita una de sus novelas y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, No hablemos más de amor.

    Conocemos a Anna y Louise, aunque ellas no se conocen entre sí. Al igual que muchas mujeres, son dos mujeres casadas y con familia que viven felices. Entonces Anna conoce a Yves y Louise conoce a Thomas (el psicoanalista de Anna para más datos) y esa plácida vida que llevaban desde hace años  y que parecía que iba a seguir así por mucho tiempo, se tambalea en estas dos historias que funcionan como un espejo. 

     Para quien no lo sepa, Le Tellier es un inventor dentro del mundo de las palabras. No diré que inventa términos pero si que inventa juegos, como un dominó para esta novela, que le permiten transgredir cualquier límite literario impuesto. En esta ocasión, tenemos una novela de 4+2 personajes (lo sé, solo os he hablado de 4, los importantes, pero a poco que penséis adivinaréis quién más puede aparecer) en la que hay, más que capítulos, cortes que permiten al lector avanzar por la novela. Encontramos pensamientos, poesía, una foto, una lista e incluso, dentro de la misma novela, hablan de la genética del lenguaje. De hecho ahora podría ponerme técnica y hablar de la pertenencia del autor a un club, Oulipan, sobre creación con restricciones que no afecten a la lectura que me parece francamente interesante por su mezcla matemática que lleva en ocasiones a los creadores a utilizar métodos insospechados como el ajedrez Abjasia utilizado por el autor en esta novela. Pero todo eso, muy ilustrativo para algunos pero tremendamente aburrido para otros, no tendría más valor que el de un ejercicio literario para evaluar, si no fuera porque la novela logra que el lector se involucre con los personajes y comprenda sus sentimientos y reflexiones hechas casi de pildoritas de vida. En cuanto al tema del dominó, será uno de los personajes, Yves el escritor, quien de su clave cuando hable de la novela que él mismo quiere escribir y que hará que los títulos de los capítulos encajen perfectamente para el lector que, hasta ese momento, solo se había dado cuenta de que los había con un personaje, con dos, con secundarios... para un total de seis (o 4+2, ¿lo vais entendiendo?) dejando que la novela, que ya era divertida, se convierta además en un juego que nos obligue a volver a mirar las páginas ya leídas. Y es que hay que tener mucha cabeza para construir una novela de este modo, no sabéis lo que me gustaría poder acceder a las notas de este escritor.

    En esta novela de cuarentones en la que el tema principal parece ser el amor y cuya última frase se debe al título, o quizás al revés, siendo esta la única justificación de su existencia en un libro que versa de lo contrario, los personajes se ven sorprendidos y muestran sus pensamientos, sus dudas, incluso las más recónditas que uno no confesaría como eso de querer enamorarse de una loca, y dan lugar a una novela sorprendentemente coherente y fácil de leer. Yves es quien nos lo pone fácil, Le Tellier a fin de cuentas. De este modo y mediante historias que se superponen, el autor redefine el amor tal y como lo hacen los personajes que, una vez enamorados y casados parecían haberse asentado sin darse cuenta en una placidez de dejarse llevar que ahora se ve agitada en unas cuantas escenas cruciales en las que los enfrentamientos y las pasiones irrumpen tras un montón de banalidad. Si  os fijáis una vez más la estructura, lo narrado y la trama se ven reflejadas también en el interior de la novela. Todo un juego en una novela cruzada por el lenguaje, que parece haber decidido batirse en duelo con el amor para ver quién se lleva la hegemonía del protagonismo.

     No hablemos más de amor es una novela sobre el amor reencontrado cuando no se busca ni se espera, cuando ya se cree que se tiene pero parece que no era todo y uno se deja llevar. Y también es una novela sobre el lenguaje, que homenajea eso de que lo que no podemos relatar es porque no existe en la misma medida en la que cuando no encontramos palabras para decir algo a otra persona significa que, tal vez, algo se haya roto ahí.

     Me ha gustado, la he disfrutado de una forma diferente y a muchas escalas. Sobre todo la superficial, no vayáis a pensaros. Y es que con todo lo que contiene, realmente no es una novela exigente.

     Y vosotros, ¿disfrutáis de estructuras arriesgadas a la hora de escribir o sois más clásicos?

     Gracias.

lunes, 13 de febrero de 2023

Primera sangre. Amelie Nothomb

 


     "Me llevan ante el pelotón de fusilamiento. El tiempo se estira, cada segundo dura un siglo más que el anterior. Tengo veintiocho años".

     Hace unos años que leo a Nothomb teniendo como ventaja la cantidad casi ingente de novelas por descubrir de esta prolífica autora, títulos que combino con los que va sacando de forma periódica hasta reunir en mis estantes aproximadamente una veintena. Hoy traigo a mi estantería virtual, Primera sangre.

     En esta ocasión conocemos a Patrick Nothomb, padre de la novelista. Y lo conocemos siendo un niño sin padre con una madre afectada por la situación y unos abuelos que lo crían como se supone que corresponde. Este niño es enviado con su familia paterna, algo que uno esperaría con ilusión ya que así conocerá a esa parte de la familia que parecía vetada y con la que ahora pasará el verano. Allí se encuentra con algo totalmente diferente a lo que hubiera podido esperar y será donde conozca a Pierre, poeta, y a una prole hambrienta que, lejos de vivir en el castillo imaginado, son tan ruidosos como capaces de enseñar a Patrick lo que es la libertad hasta el punto de que esa vivencia marcará su vida como para recordarlo en un punto crucial. Porque Patrick crece, escribe cartas de amor para otro pero se enamora él en una historia de Ciranos y llegará al punto en el que trabajará de cónsul y se verá involucrado en una historia terrible que es la que da comienzo a la novela.

     Cada novela de Nothomb es una sorpresa. Uno no sabe si se va a encontrar un libro intimista, un cuento moderno, una crítica social que rezuma acidez o incluso, como en Sed, el testimonio inventado de un Cristo que se dirige al final de sus días terrenales. Y en este caso, Nothomb lo que hace es rendir un claro homenaje a su padre, fallecido en 2020, en un librito corto en el que la sangre es la gasolina y motor tanto como el hilo que une cada parte de la historia. De hecho es bastante habitual que Nothomb nos regale libros cortos y en este nos dibuja a un padre que relata la situación que está viviendo mientras los hilos de su historia pasada se entretejen para llevarnos hasta su infancia e ir avanzando por su aún breve vida. La historia, mejor o peor para cada uno de los lectores, tiene un tono que resulta conmovedor ya que desde las primeras páginas el lector percibe la ausencia y la añoranza más allá de la simple admiración y es este tono unido a la peculiar manera de narrar la historia a la que la autora nos tiene acostumbrados, lo que levanta la novela hasta colocarla en la pila de los "síes" en cuanto a mi valoración como lectora. Decir que su padre murió en 2020 es hablar de que falleció en la etapa dura de la pandemia, en un momento en el que ella no se pudo despedir de él y quizás por eso es por lo que le da voz en una primera persona nítida al cerrar el libro, le deja después de todo, presentarse desde su infancia hasta  un momento en el que su hija aún no había nacido. Cosas de Nothomb: contar la historia que ella jamás vivió y precisamente por eso fingir, o fingirse, que quien la cuenta es su padre.

     La novela, con una sólida estructura circular y un final que está a la altura de la primera frase, lleva al lector intrigado a través de flashbacks hasta saber por qué y cómo un hombre con esa fobia a la sangre como la que padece Patrick, termina en semejante situación (no olvidemos la primera página), descubrimiento que se hace entre distintos momentos, desmayos, amores y discursos que quedan en la memoria de quien nunca los vivió.

     Primera sangre es una buena lectura. Nothomb se borra para rendir homenaje a su padre y regala la historia de una vida con su tono memorable y su aparente caos que se reordena para dejar al lector feliz de saber que, el año que viene por estas fechas, seguramente tenga en sus manos una novela novela de la autora.

     Y vosotros, con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 6 de febrero de 2023

El caso Bramard. Davide Longo

 


     "La puerta entreabierta de la cabaña. El cuerpo extendido en la luz diáfana de la tarde. El dibujo de los cortes en su espalda desnuda. Cabellos negros esparcidos alrededor. 
     Dar unos pasos titubeantes, tratando de no creer; caer después de rodillas y quedarse así, con las manos inútiles en los costados, sin dejar de mirar; tal vez igual que Héctor, que fue incapaz de bajar los ojos ante el afán con el que Aquiles se disponía a pararle el corazón".

     Resulta innegable el atractivo que tiene la novela negra cuando uno quiere pasar un rato de desconexión. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El caso Bramard.

     Conocemos al inspector Corso Bramard. El que fuera policía más prometedor vio como cambiaba su vida y sus oportunidades cuando un asesino al que buscaba mató a su esposa e hija. De eso hace veinte años y Corso ha optado por vivir apartado del mundo en una casa en la colina mientras recibe cartas del asesino con versos de Cohen. Todas las cartas han llegado limpias, hasta ahora. Corso puede emprender su cacería.

     Longo nos deja una novela en la que el enfrentamiento entre el héroe y el villano se percibe claro desde las primeras páginas. Corso es un hombre marcado por Autumm, aquel asesino en serie al que persiguió porque mataba mujeres y que finalmente le arrebató lo que más quería. Tras eso ni siquiera ha continuado en la policía. Se adhiere de este modo al clásico investigador marcado por su pasado con una vida un tanto disfuncional que convierte la investigación en el centro de su vida. Solo que en este caso lo retira y nos presenta a Vincenzo como sucesor que no quiere desligarse de Corso al que une a su equipo en el que no puede faltar una mujer inteligente obligada a demostrar su valía. Y si esta vez hablo de los personajes de una forma más extensa de lo habitual es porque Longo hace un trabajo de desarrollo que permite al lector conocerlos y reconocerlos, quedando claro que es una novela que nace con vocación de apertura de serie. Marcada por esto y con un asesino en serie en ciernes, quizás lo que me haya sorprendido más de la novela es la cuidada narración que nos regala el autor en la que las descripciones trascienden lo terrenal para dar una ambientación lánguida y cargada de tinieblas que dan una carga extra al carácter de sus personajes y que consigue "tragarse" al lector, hecho que unido a las referencias literarias dejadas por su protagonista diferencian este título de los mil más que hay en el mercado y con los que guarda similitudes.

     En un momento en el que los títulos de novela negra parecen multiplicarse durante la noche y en el que se encuentran demasiadas similitudes entre ellos ha sido refrescante leer algo un poco más elaborado y, aunque no sé si seguiré con la serie (empiezan a ponerme nervios las serie de titantos libros) tengo que reconocer que la experiencia de lectura de este título ha sido positiva.
     El caso Bramard es una novela entretenido, sin tensiones sexuales entre los personas, sin parejas enfadadas porque dedican mucho tiempo al trabajo y con un final que, sin ser sorprendente, es verosímil. Y eso es, para mi, vital en las novelas.

     Y vosotros, ¿con qué libro empezáis la semana?

     Gracias.