lunes, 27 de enero de 2025

El libro de las puertas. Gareth Brown


      "En Kellner Books, en el Upper East Side de Nueva York, pocos minutos antes de su muerte, John Webber estaba leyendo El conde de Montecristo. Se encontraba sentado a su mesa de siempre, en el centro de la librería, con el abrigo bien doblado sobre el respaldo de la silla y la novela apoyada en la mesa que tenía delante. Se detuvo un momento para beber un sorbo de café, cerró el libro y colocó un suave marcapáginas de cuero en el lugar correspondiente. 
     —¿Cómo está, señor Webber? —preguntó Cassie mientras se movía por la tienda con una pila de libros bajo el brazo. 
     Era tarde y el señor Webber era el único cliente. 
     —Viejo, cansado y cayéndome a pedazos —respondió como hacía cada vez que la joven le preguntaba cómo le iba—. Pero, por lo demás, no puedo quejarme".

     Creo que he visto este libro durante semanas en las librerías sin terminar de animarme a comprarlo, pero al final caí. Hoy traigo a mi estantería virtual, El libro de las puertas.

     Conocemos a Cassie, quien trabaja en una librería bastante tranquila donde tiene trato con los clientes habituales. Uno de estos clientes, un peculiar anciano, fallece y le deja un libro muy especial, uno con el que cualquier puerta que uno recuerde, puede ser abierta. Y así, Cassie y su amiga Izzy, emprenden una aventura que hubiera sido algo maravilloso de no ser porque existen más libros mágicos, con poderes distintos en el mundo y, como no, alguien quiere tenerlos todos. Así que la aventura se vuelve peligrosa y las chicas tienen que buscar a una persona que las ayude.

     Sí, yo también vi The Lost Room y este libro me la ha recordado en muchos momentos, pero con libros. Supongo que eso le ha quitado encanto. El caso es que el autor nos presenta a Cassie y la convierte en el personaje perfecto para enamorar; huérfana, simpática, empática y un poco imperfecta para no pasarse, pero de la forma adecuada "dejemos que se equivoque por egoísta, ¿quién no lo haría?"... vamos, el pack completo. Y, puestos a concebir un libro, coloquemos a un viejo excéntrico y bibliotecario que sepa mucho y se esconda porque sabe precisamente mucho. Y ahora añadamos unos malos, algunos malos malísimos, viajes en el tiempo, un poco de fantasía y algo de sentimentalismo, y ya tenemos el libro en las manos. Con estos ingredientes Brown escribe una novela en la que no todo terminó de cuajarme, pero a la que reconozco su punto de originalidad. Hay, además, que tener en cuenta que es su debut, lo que hace que todo esto gane mérito pese a que una empieza a estar un tanto cansada de libros sobre libros que no siempre son lo que parecen. En este caso, me hubiera gustado que desarrollase el origen de estos libros mágicos, que se mojara más en la parte original y menos en lo típico de "cuidado si vas al pasado no vayas a cambiar el presente", porque eso ya me lo sé y, sobre todo, si no terminas de dominar el tema. 
En cuanto a los personajes, he sentido que les faltaba vida, o al libro la capacidad de dársela con el pulso de escritura. Veo las escenas de acción, veo la intriga, veo sentimientos, pero no he notado nada. Es como leer con un cristal que no te permite sentir a los personajes, y eso en un libro es una gran falta para mi ya que me cuesta mucho perdonar la indiferencia. Si me paro a pensarlo, supongo que ese es uno de los motivos por los que sentí que la lectura iba de más a menos, como si llegase con las miras altas y no estuviera a la altura de lo esperado.... solo que yo no sabía qué esperar cuando lo empecé.

     El libro de las puertas es una novela entretenida que casi he sentido como juvenil de una forma candorosa. No he conectado con esta lectura, pero, como siempre digo, lo mío es una simple opinión y este seguro que es el libro perfecto para muchos lectores.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 22 de enero de 2025

La gárgola. Andrew Davidson

 


     Hoy es el día correcto para decir que soy una lectora superficial que compra libros por su cubierta. Y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, La gárgola.

     En la novela que hoy traigo un narrador sin nombre nos cuenta su historia. Este hombre, con varios defectos más que nada un tanto vicioso, sufre un terrible accidente que le provoca quemaduras y lo lleva a la unidad de quemados de un hospital. Allí descubre que ha sido desfigurado para siempre, su vida, tal y como la conocía, ha terminado. Decidido a suicidarse cuando reciba el alta, este hombre se cruza en el hospital con una mujer llamada Marianne Engel, una mujer que dice haber nacido en Alemania en el s XIV. La mujer le dirá que estuvieron enamorados en ese momento y que lo ha estado esperando desde entonces. Marianne le irá contando la historia de sus vidas, sus ocupaciones, la forma en que se conocieron y enamoraron... El narrador cree que está posiblemente loca, él no comprende bien qué sucede pero no puede ser cierto. Y aún así se siente bien con ella. Se enamora.

     Esta novela me tuvo desorientada durante gran parte de su camino. Imaginad, un pornógrafo que se emborracha y se despecha de una forma cinematográfica que parece totalmente teatralizada. Y entonces comienza la vida hospitalaria, los tratamientos, la recuperación, la angustia y la novela arranca. El futuro suicida se cruza con una mujer cuyo embrujo de Sherezade contando historias abarca épocas, viajes y criaturas llevándole a una historia de amor entre una monja y un soldado con el que el narrador tiene un curioso paralelismo. Todo un tanto esquizofrénico para una novela que venden como una gran historia de amor. ¿Lo hay? Por supuesto que lo hay, aunque tal vez no como el que alguien esperaría de una historia que se vende bajo ese epígrafe. Y sin embargo es apasionante, a ratos absurda y otros tremendamente detallada. 

      Es una novela de la que cuesta despegarse. Uno se ve absorbido por su rocambolesca historia tanto como el protagonista lo hace por la extraña mujer. Es fascinante en su composición, tiene un sentido del humor no siempre comprensible y busca la complicidad del lector curioso que se deja llevar. Por supuesto tiene un punto de ese terror que se cuela bajo la piel cuando uno piensa en la vida que le espera a un narrador condenado, pero es más el absurdo de lo inabarcable convertido en texto lúdico lo que hace que la lectura de La Gárgola sea inolvidable. Porque, esto no lo he dicho aún, pero Marianne talla gárgolas que saca de la piedra que las tenía cautivas.

    He disfrutado mucho de la lectura de La Gárgola, como solo se hace con los libros diferentes que aportan algo nuevo que no se encuentra en ningún otro. Y solo por eso, ya os lo recomiendo.

      Decidme una cosa, ¿sois de los que hoy buscaréis Alas de Onix?

     Gracias.


lunes, 20 de enero de 2025

La cartera. Francesca Giannone


     "—¡La cartera ha muerto! 
     La noticia se propagó como un relámpago a través de cada calle y callejón del pueblo. 
     —Pues al final sí que ha estirado la pata —comentó doña Carmela, asomando la cabeza por la puerta con aspecto somnoliento. 
     El cerco negruzco de rímel del día anterior se le había quedado pegado en las arrugas de debajo de los ojos. 
     —¡Descanse en paz! —replicó la vecina de enfrente vestida con una bata, y se santiguó".

     Tras haber leído esta novela en V.O. fue un gusto ver que llegaba a nuestro país. Hoy traigo a mi estantería virtual, La cartera.

     Conocemos a Anna, inspirada muy en el fondo en la primera cartera de Salento y bisabuela de la autora, cuando llega a Lizzanello con su marido, Carlo. en realidad para Carlo es una vuelta a casa pero Anna es del norte y, en los años 30, las diferencias norte y sur y los prejuicios hacia el que será su nuevo hogar, eran algo bastante común, y la joven se siente fuera de casa. Anna es decididamente diferente, incluso comienza a trabajar como cartera, algo inaudito en una mujer, y eso llama la atención de todos. Pero sobre todo de Antonio, hermano de Carlo que, pese a tener su propia familia, no puede evitar enamorarse de Anna incluso sabiendo que no tiene ninguna oportunidad.

     La novela sigue varios clichés de la época que dejan una novela amable con ciertos extremos que realmente no son muy novedosos. Anna es perfecta y particularmente hermosa, eso unido a que apenas entiende el dialecto que se habla en esta zona perdida del sur, la convierten en "la extranjera" sin fecha de adaptación. Un lugar en el que las mujeres son amas de casa y viven del chisme, pone la diana en la espalda de la forastera que, además, se postula para un puesto de trabajo de hombres escandalizando a todos al hacerlo. Ella siguió a su marido que, además, la aisló, y saca en ese gesto todo su carácter revolucionario y sus ansias de libertad, convirtiéndose en una heroína no reconocida en un país que se revuelve con una guerra a puertas. Porque el escenario vital es importante, solo así se comprende como un gesto olvidado, que fue el de muchas mujeres al romper convencionalismos y barreras, se convierte en algo vital en un momento en el que ni siquiera las de su género entendían la importancia que tuvo.

     Anna no es particularmente simpática, y eso es algo que me ha gustado particularmente. La novela no está escrita en un tono que busque convertirla en un ser maravilloso. El afán de la autora en ensalzarla la coloca en un punto de mira similar al que relata en el pueblo y eso hace a su vez que Anna trascienda las páginas de la novela. Juzgamos duramente a los malos, pero muchas veces tampoco se persona a quien es diferente, quien sobresale. Anna lee, solo Antonio la comprende, pero quizás él solo lo haga por esos sentimientos que se manifiestan sin exhibirse. Y entonces algo pasa y la empezamos a adorar.

     La cartera es la historia de los caminos que recorre la protagonista de forma literal y figurada en un mundo cambiante bajo sus pies. Una novela que me ha gustado leer.

     Y vosotros, ¿Con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 15 de enero de 2025

La Herencia. Helene Flood

 


     "Justo antes de que lleguen, enciendo todas las velas. Las de la mesa del comedor, las del aparador, las del estante. Me tomo mi tiempo. Supongo que quiero mostrarles algo, con tanta vela encendida, aunque estemos en junio y fuera todavía haya claridad. Que no tengo miedo, tal vez".

     Vamos con un poquito de best seller para cuando solo queremos desconectar del mundo. Hoy traigo a mi estantería virtual, La Herencia.

     Conocemos a Evy cuando vive en su casa, viuda. La historia aquí es la casa, siempre un eje central de su vida con Erling, su marido. Ella se casó enamorada y la casa es una herencia familiar que le ha hecho sentir una intrusa durante muchos años. Ahora un infarto la ha convertido en viuda y sus problemas de memoria en una vieja desorientada, aunque no tanto como para ser tratada como una niña por sus hijos. En realidad, el problema es que algo no termina de encajar, es como una sombra que se le escapa pero está segura de ello.

     En un momento en el que los narradores poco fiables ya no son una sorpresa, Helene Flood nos regala una historia articulada en torno a uno que juega con el miedo a la demencia y el olvido de una forma que hace que el lector no sepa si tener recelo o pena de su protagonista. Y eso hacía mucho que no me pasaba, porque los lectores nos vamos resabiando. En La herencia, Evy se descubre viuda pero, peor, aún, descubre que no conoce realmente a sus hijos. Todos parecen haberle ocultado cosas importantes "por su bien", todos se amparan en no preocuparla para hacer lo que les viene en gana o hablar con su padre sin ella delante. Y su marido tampoco le contaba las cosas. Por si fuera poco ahora ha aparecido un compañero de su marido al que apenas recuerda.  Y es que Evy tiene un problema con su memoria que debería de empezar a preocuparle, salvo que no lo hace. Muchas veces olvidar nos salva del recuerdo y Flood sabe llevar este punto con un buen pulso para entretener al lector.

     Es evidente, la novela empieza con olor a humo, que pasa algo más allá de una viuda que vive en casa cuyos hijos parecen pensar que está mejor en una residencia. Y es bastante evidente en alguno de sus puntos lo que está sucediendo, pero Flood no naufraga a la hora de llevar la historia a término y tengo que decir que me divertí mucho con ella. No es una novela policiaca, no hay un crimen o una desaparición, en realidad es una historia en la que la niebla de Evy empieza a disiparse y vamos descubriendo, o anticipándonos, lo que le ha sucedido. Y no voy a decir más, porque cualquier mínimo detalle os puede poner sobre aviso.

     Decir que hay que dar un margen para que la historia arranque, para entender que es una historia sobre la cabeza de Evy y dejarse llevar por ella. Si esperáis otra cosa, aquí no es. Pero si os animáis puedo confirmar que La Herencia es muy entretenido.

     Y vosotros, ¿os acercáis a este tipo de libros de puro entretenimiento?

     Gracias.

lunes, 13 de enero de 2025

La librería perdida. Evie Woods

 


     "Un buen cuento siempre comienza con una taza de té".

     Y aquí estamos, con otro libro que tiene como eje una librería. Pero bien podría ser una biblioteca, un secreto entre libros o un escritor o lector. No tenemos remedio y nos sentimos atraídos por libros sobre libros. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, La librería perdida.

     Conocemos a una joven que escapa de los planes trazados por su hermano, que incluyen la consabida boda, huyendo a París, donde trabaja en una librería. En otro hilo, esta vez presente, será Martha quien escape de un matrimonio encontrando empleo en una casa junto a una librería, lo que la lleva a conocer a Henry, que está buscando un libro.

     La sinopsis nos habla de una librería en Dublín que está esperando a ser encontrada para hacerte descubrir que eres el protagonista de tu historia. O algo así. Pongo esta vez ese punto porque ahí se ve que la magia va a formar parte de la historia, y también va a ser uno de sus fallos puesto que no está bien desarrollado. Aún así estamos ante una novela que es un homenaje a los títulos que aparecen representados de forma directa o escondidos como si fueran una nota al margen, en pequeños detalles. No puede dejar de aludir a la famosa librera, Sylvia Beach, ni a tantos escritores como aparecen citados a los que llegamos a conocer mejor que a los propios protagonistas de la novela, que muchas veces quedan opacados por el brillo literario del entorno que se les creó pese a que la autora realiza un buen trabajo de voces. Sin embargo, lo que podría haber sido una gran historia, se siente poco trabajado. Henry no parece corresponderse con el papel que representa y es que, para ser un estudiante de doctorado que busca un manuscrito de Emily Brönte, carece de comportamientos básicos y se siente en él un desfase temporal que irá arrastrando toda la novela. No es el único problema en una historia en la que se siente un peso excesivo del romance, unos personajes marcados por líneas demasiado rígidas y un tono general que hace que parezca una historia escrita a mediados del siglo pasado.

     Supongo que a estas alturas muchos estaréis pensando que no aprendo y que vuelvo una y otra vez a caer en este tipo de temáticas, pero es que en el fondo siempre encuentro un punto que disfrutar, aunque sea el amor compartido por los libros con sus protagonistas o el ver asomar algún detalle literario aunque sea en una esquina.

     La librería perdida es una novela amable a la que se le podía haber sacado mucho más partido.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.