"La noche de difuntos me despertó, a no sé que hora, el doble de las campanas; su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria.
Intenté dormir de nuevo; ¡imposible! Una vez aguijoneada, la imaginación es un caballo que se desboca, y al que no sirve tirarle de la rienda. Por pasar el rato, me decidí a escribirla, como, en efecto, lo hice."
Ahora que todo el mundo decora calabazas, que se disfrazan los niños, y se venden golosinas para poder tenerlos con una sobredosis de azúcar despiertos más horas de las razonables. Ahora que gritan por las calles porque empieza a extenderse la moda de ir de casa en casa y corren desenfrenados entre pinturas de caras que te arriman sin importarles lo difícil que sea de quitar la mancha... Ahora es cuando esta noche me da miedo. Pero hasta no hace tanto, estábamos en fechas de difuntos. Por eso hoy acerco un clásico. Hoy traigo a mi estantería virtual, El monte de las ánimas.
Estamos en Soria, en el Monte de las Ánimas, el día de difuntos junto a los condes de Borgues y de Alcudiel que van de cacería junto a sus hijos. En el camino, Alonso les empieza a relatar la leyenda de El Monte de las ánimas, que trata de Reyes, nobles y árabes en lucha: guerras y muertos y almas que siguen corriendo por ese monte junto a los animales durante la temida noche de difuntos. Poco sabía Alonso que le pedirían volver a dicho monte esa misma noche...
Parece que si hablamos de leyendas tenebrosas, de ambientes escalofriantes clásicos en relatos cortos, todos tendemos a pensar en Poe. Y no, mucho más cerca tuvimos a Bécquer quien, estando precisamente en esta zona de Soria, nos dejó una de sus leyendas más conocidas y más apropiadas para estas fechas.
Un relato breve, una única leyenda que, sin grandes descripciones, nos hace un perfecto cuadro de una situación fantasmagórica a todos los lectores. Consigue ese halo de irrealidad que entrelaza el misterio con elementos sobrenaturales convirtiendo esta historia en una perfecta opción para escuchar una noche oscura, sin más luz que la luna y, si acaso, un par de velas.
Por cierto, El Monte de las Ánimas existe, con leyendas que hablan de Templarios, capillas, ruinas,. Bécquer y quién sabe qué más. De hecho, estoy por asegurar que si decidiéramos acercarnos, alguien tendría mucho que relatarnos. Quien sabe, tal vez en las palabras de Béquer... tal vez... haya algo de realidad. Al menos durante una noche al año, a todos nos está permitido dudar.
Y vosotros, ¿aprovecháis estas fechas como una excusa para acercaros a la literatura más aterradora?
Gracias