sábado, 6 de julio de 2019
Nuevas ediciones, reimpresiones y otras milongas
Dicen los entendidos que las diferencias entre reediciones y nuevas ediciones radica en que las segundas han de tener diferencias con las primeras. Eso no significa que deban de tener, por ejemplo, una nueva traducción o corrección, un cambio en el diseño de la cubierta es suficiente para que el libro salga con un ISBN nuevecito y un precio también de novela a estrenar. El caso es que llevamos años viendo este fenómeno y coexistiendo con él sin que nos suponga mayor problema: las ediciones de bolsillo. Antes, cuando todo esto de la literatura llevaba un orden mucho más preciso, uno sabía que pasado un año llegaba la edición de bolsillo mucho más económica y, sí, menos bonita. Ahora parece que depende del libro llegan antes las ediciones conmemorativas, mucho más caras, que las ediciones en formato pequeño. Pero eso es otro tema.
Las reimpresiones en cambio no son más que nuevas impresiones de un libro ya existente en el que no se introduce ningún cambio. Esto supone que uno se pregunte por las tiradas que tienen las primeras, segundas o quintas ediciones de un libro. Y es que suponemos que aquí al hablar de "ediciones" se refieren a la venta del número inicial de libros que salieron al mercado, si bien en la realidad no es así ya que la primera tirada suele ser de una naturaleza superior a la del resto que puedan seguirla. Eso no significa que sigan bajando el número de libros impresos a medida que se reimprimen, pero sí que entre la primera y la segunda hay una diferencia.
Hecha esta diferencia y viendo que Disney está haciendo remakes de sus películas de animación ¡ahora con actores de carne y hueso!, no puedo hacer otra cosa que fijarme en las mesas de las librerías. Y es que, de un tiempo a esta parte, las reediciones de libros ya publicados se codean en espacio y precio con el de las novedades. La cosa empezó, o yo me empecé a fijar, cuando hablaron de fondos. Esos libros imprescindibles que todo el mundo debería de tener o al menos intentar descubrir y que con una precisión que iba entre el golpe de reloj y el de talonario aparecían con cubiertas regias en las librerías. A nadie se le ocurría, claro, mirar el nombre del traductor y el año de su primera impresión, entre otras cosas porque suele aparecer en esa letra pequeña de las páginas que se sitúan antes del texto que forma la novela y en las que rara vez reparamos. No tardamos en pasar a los clásicos, algunos ya libres de derechos, que volvieron a ocupar un espacio reivindicando la necesidad de ser leídos (al mismo precio de novedad y sin especificar muchas veces si habían sido, o no, corregidos y actualizados). Ahora la cosa se pone mucho más divertida y las mesas de las librerías empiezan a recordarme a aquel juego llamado buscaminas que traían todos los ordenadores. Ya sea porque estrenan una película basada en el libro, porque Netflix o HBO o la plataforma que corresponda ha decidido fijarse en el título o porque el autor ha ganado un premio/fallecido/se ha cambiado el corte de pelo, el caso es que es cada vez más difícil saber si nos están colocando a precio de novedad un título que ya existía a precio de novedad.
Los libros que ya tienen un tiempo desaparecen de las mesas y las librerías, se saldan y se ponen de oferta, es lo suyo, pero si nadie nos explica que tal o cual novela fue publicada en 2003 o en los años 90, el lector queda ciego ante la posibilidad de adquirir el mismo título, y tal vez otro par, por el mismo precio que va a pagar por esa cubierta negra con la chica que a todos nos suena de ver los carteles de la serie.
No voy a entrar, porque lo creo innecesario por obvio, en el hecho de que una editorial que posee los derechos de una obra tiene derecho a publicarla cuantas veces quiera siempre y cuando salde cuentas con cada proveedor empezando, claro está por el propio autor del libro. Y tampoco lo haré en el hecho de que sale más barato reeditar que buscar, valorar y arriesgarse con un libro nuevo. Ambas cosas ya las conocemos de sobra todos nosotros. Pero sí que soy lectora y considero del todo necesario guardar la confianza de los lectores a la hora de comprar un libro. Yo me arriesgo más o menos con cada título y deposito una cierta confianza en el sello que edita y en el escritor que firma. Una confianza que se ve minada cuando abro el ejemplar y descubro esa frase que dice: "Primera edición: Junio 2009".
Por favor, cuiden a los lectores. Les aseguro que somos una especie necesitada de cariño y solemos ser de lo más agradecido. De hecho, la mayor parte de nosotros, prometemos lealtad.
Y vosotros, ¿también os ha pasado lo de comprar a precio de novedad?
Gracias.
PD. Vacaciones. 2 semanitas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
14 comentarios:
Hola, mientras leo:
Ay, ¡pero qué entrada más interesante! Y, aunque lamentablemente es muy probable que no vaya a tener un efecto en cómo andan las cosas, es un buen desahogo. Sí que me he topado con este fenómeno muchas veces en las librerías y, como a todo, le veo su lado bueno y su lado negativo.
Está bien que se refloten libros de "fondo", como tú dices, para que lleguen a nuevos lectores, nuevas generaciones, etc. hoy en día un cambio en la portada puede hacer milagros y hacer que un libro "de esos aburridos" (por la idea que tenemos de él) se vuelva atractivo. Un poco como están haciendo ahora con los grupos de música de finales del siglo pasado con la aparición de tropecientos biopics. O con los remakes de Disney.
Sin embargo, esta acción de reflotar libros rechina cuando hace un par de años ese libro ya se relanzó con bombo y platillo o fue novedad. En especial cuando llegan a mis manos boletines de novedades editoriales y misteriosamente un cuarto de ellas son reediciones presentadas como novedades. ¿No deberían venir en un apartado específico de "reediciones"? ¿No debería venir alguna en formato bolsillo, ya que han sido ya amortizadas con el formato grande?
En fin... poco podemos hacer más que manifestar nuestro desacuerdo o hartazgo con ciertas prácticas y que dicho malestar se refleje en las ventas de aquellos libros con los que no estamos tan de acuerdo.
Veremos que pasa de aquí en adelante...
Un saludo imaginativo...
Patt
No suelo comprar ni leer novedades hasta que no pasa un tiempo. Reconozco que soy compradora de libros "baratos", aunque ha habido temporadas que me he gastado bastante en literatura. Un beso.
Y sobre todo somos una especie en peligro de extinción. Que no se les olvide, tratan el libro como si fuera un objeto de consumo más. Y no lo es, igual que una librería no es el Primarck.
Saludos.
Hace tiempo que no compro un libro ya que me los baja mi yerno de internet a mi libro virtual y tengo cientos.Besicos
Cuanta razon tienes, cada vez estamos mas inundados de reediciones y reimpresiones de libros que estan ya publicados hasta la saciedad.
Saludos
Tienes toda la razón. Te mando un beso
No sé si tiene relación con lo que comentas, pero a mi lo que verdaderamente me indigna es el precio de los libros electrónicos. Yo soy consumidora de libros Kindle y desde hace años trato de ser lo más legal posible porque me gusta respetar el trabajo de los autores, ahora lo que no veo normal es que un libro Kindle cueste casi lo mismo que un libro físico o, y esto no es coña, más... ¿ cómo es esto posible? ¿Como un formato que no necesita impresión tenga un precio tan elevado? Mi forma de comprar ha cambiado, básicamente porque no compro novedades, yo solo compro cuando hay ofertas. Soy lectora pero no rica.
Pues claro que me ha pasado y me ha dado mucho coraje. Además, no puedo estar más de acuerdo contigo en que los lectores somos leales por naturaleza, así que ¿a qué tanto engaño que solo conduce a una pataleta de tronío?
Un beso desde Invernalia.
Hola, la verdad es que yo no he tenido nunca este problema, será porque cuando voy a comprar un libro nunca lo hago, por decirlo de alguna forma, a lo loco sino que antes investigo y me informo de cuando se publicó por primera vez en mi país. Por otro lado, si reeditaran títulos que son complicados de encontrar porque tienen muchos años, no me importaría pagarlos a precio de novedad pues si lo busco es porque lo quiero. Bueno, esta es mi opinión y cada cual tendrá la suya, pero así es como pienso.
Besos desde Promesas de Amor, nos leemos.
Holaaaaaaaaa!
Es interesante la reflexión que te has hecho, pues muchas veces las editoriales se olvidan de sus lectores, solo piensan en el negocio.
Un besito, nos leemos^^
Hola,
Sí, me quedo con aquello de que los lectores somos una especie muy necesitada de cariño e infinitamente leales cuando nos ganan. La verdad que ver tantas reediciones me agobia un poco, pero será que me hago mayor y he leído a Marie Kondo, que últimamente me lo tomo con más calma.
Besotes.
PD. Vacaciones cada vez más cerca ;)
Hola.
Una entrada muy interesante, me ha encantado como nos explicas las diferencias de las nuevas ediciones y todo lo que implica, es que justo ahora han reeditado unos de hidra que me faltaba el tercero por comprar, y solo han cambiado que los han corregido y ya, las portadas son las mismas así que no hay problema estarán todas iguales y a la par, lo malo es que me hubiera gustado comprar las corregidas.
Besos.
Hola ante todo descansa de tus vacaciones y que las lecturas que caigan sean espectaculares. En cuanto a lo que comentas yo cada vez menos compro libros en papel por lo que me da casi igual. Los lectroes tampoco son tontos creo yo y deben ver si están dispuestos a pagar esa cantidad simplemente por que le han cambiado la portada a mi la verdad que lo único que me importa es el interior pero hay algunos lectores muy maniáticos para esas cosas. Cada uno que haga lo que desee. Chao
En este mundo en que lo novedoso dura 2 semanas, las editoriales reeditan, rediseñan, relanzan para aprovechar cualquier tirón comercial.
Si las nuevas ediciones ofrecen algo jugoso, bienvenidas sean. Si solo cambian la portada, son unos caraduras.
Diferente es cuando la obra se haya descatalogada. Entonces es necesario, aunque por desgracia eso no pasa.
Disfruta de las vacaciones.
Besos
Publicar un comentario