sábado, 16 de mayo de 2020
La paradoja
Hace mucho tiempo me dijeron que la prensa evita dar noticias de suicidios porque estos pueden afectar a la población. La verdad, nunca me molesté en comprobarlo, pero recuerdo que durante una semana, o tal vez un par de días, me fijé en si leía noticias al respecto en la prensa. Creo recordar que no vi. Si eso es cierto diría que pasa un poco como con la venta de los libros digitales. Parece que es fácil e incluso hay que hablar de ello porque es un problema la piratería, que se hace evidentemente en formato digital, pero nadie recuerda o parece querer recordar, que algunos compramos este tipo de libros. Lo cierto es que incluso tienen mala fama. Que si son caros, que si el DRM, que si no los puedes prestar ni te los pueden dedicar... todo el mundo parece coincidir en que hay que comprar libros en papel. Pero el caso es que durante el confinamiento esa opción se vio más que restringida y la subida en las ventas de los ebooks ha sido salvaje. Que digo yo que eso es una buena noticia ya que no nos hemos lanzado todos con un parche en el ojo a páginas del tipo bajateaquíeselibroqueibasacomprar.bytheface pero en cambio a muy pocos medios parece haberles importado. Y es que durante este confinamiento se han visto las caras los unos y los otros y las líneas intermedias se han convertido en una zona difusa por la que saltar alegremente.
Nos decían que había que hacer pedidos a las librerías, que Amazon es el mal. Y supongo que nadie ha recordado que hay escritores que solamente publican en Amazon porque no quieren o pueden llegar a otra vía de publicación. Que sí, que si no pueden es porque no han pasado un filtro... salvo que vendan muchos libros y luego la editorial se fije en ellos y lleve a su casa lo que antes estaba únicamente en territorio enemigo. Reflexión esta del filtro que me lleva a considerar ese caso en el que todos los libros publicados por las editoriales son buenos. Ya... Creo que sobre este punto no hay mucha discusión. Empezando porque bueno y malo suele ir asociado en el caso del lector al me ha gustado o no, y eso es una valoración absolutamente subjetiva que ha convertido en superventas auténticos truños (según mi opinión).
El ebook era caro, decía. Y nos hablaban del IVA, que se lo han bajado. Estamos todos impacientes por ver en qué medida va a afectar esta bajada a nuestros bolsillos, ¿verdad, chicos? Un IVA que había que bajar porque si algo hemos aprendido, como ya apuntaba en la crónica anterior, es que los libros son como el pan: un alimento primordial e indispensable. No voy a meterme más con el precio, aunque pienso que no es justo el criterio de repartición y que los libros de tal o cual editorial parezcan tener un precio medio sin importar el escritor firmante cuando yo le doy más valor a quien escribe, que al color de la cubierta. Pero el caso es que si son alimento para el alma, me sorprende esa sensación de que siendo indispensables a la vez son un lujo. Y es que las mismas personas que se colocan la bandera del defensor del libro necesario son las que luego parecen no valorar el dinero que un lector se gasta en una propuesta que tal vez no merezca la pena porque como comida, huele a rancio. Y sí, todos contribuiremos y este año, en lugar de la foto en la playa que diga "aquí, sufriendo" que se empezaba a poner por estas fechas, toca poner la foto de "aquí, alimentando el alma" y la librería en la que hemos comprado de fondo. Pero sigo preguntándome si no hay que pensar que quizás el comprante es camarero o cocinero o dependiente, y tal vez sus ingresos se hayan visto mermados tanto como los de los libreros a los que ahora hay que apoyar. Y quizás, solo quizás, un bono cultura tampoco vendría mal, ya que garantizaría que lo gastas en cultura y le da un pequeño margen al lector. No sea, dicho esto de paso, que dicho lector decida acudir a una librería de segunda mano: para algunos son el nivel dos del infierno, justo por detrás de Amazon. Y también yo me pregunto si son los mismos que luego hablan de la cuesta de Moyano o de los buquinistas de París.
Hoy he leído que la cultura ha demostrado su importancia en tiempos de confinamiento porque la gente ha acudido a ver exposiciones sin moverse de casa y ha visto más películas y ha leído, y de algún modo me ha sentado mal que la cultura sea algo a lo que acudir cuando no hay otra cosa que hacer o cuando no se puede hacer otra cosa. Quizás, al final, el problema sea que detrás de tanta defensa sigue existiendo un poso de superficialidad o de elitismo en el que ni los mismos defensores confían en lo que dicen más allá del titular que logran. Porque de lo que se ha tratado muchas veces en estas semanas, es de conseguir un titular. O en su defecto intentar meter el dedo en el ojo de aquel que lo ha conseguido.
Me despido con una pregunta tonta, ¿verdad que estáis todos impacientes por descubrir las novedades literarias de esta obligada rentrée? ¡Y qué decepcionante está siendo! Yo esperaba toda una fiesta de publicaciones en los suplementos culturales anunciando a bombo y platillo los grandes títulos que iban a llegar y hasta el momento lo que más he visto es como escriben sobre "los libros del confinamiento". De verdad, imaginad por un momento: "Venga, voy a coger un libro para distraerme de todo esto que vivimos. Y ¿qué libro cojo? ¡Pues sobre el confinamiento, hombre! ¡Pues claro que sí, no vaya a ser que se me olvide que tengo el pasillo desgastado de tanto caminar! ¿Qué? ¿Que ahora puedo salir? Pues me leo sobre el 'confi', que es lo mejor para mi síndrome de Estocolmo"...
Sin más.
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12 comentarios:
Tu artículo clava la situación actual y la enorme paradoja que supone este eterno conflicto entre lectura en soporte digital o papel. Es verdad que a quienes leemos con frecuencia ebooks se nos mira mal por eso de asemejarnos -serlo, dicen ellos- piratas. Y no, no, señores, no. Los libros digitales se compran en librerías digitales: Corte Inglés o FNAC, por ejemplo; y en portales como Amazon o plataformas como Nubico que durante este confinamiento ha conocido un crecimiento tremendo.
Luego está ese asunto de las editoriales que por lo de la Cuarentena eterna han aplazado sus presentaciones de novedades (¡ni siquiera hay Feria del Libro!) y se contentan -¡y nos machacan!- con libros con temáticas redundantes sobre el susodicho y hastiante (no sé si existe el palabro, pero me agrada aquí) Confinamiento.
Un fuerte abrazo
Interesante reflexión. Me quedo con como los medios condicionan lo que percibimos de la realidad. Afortunadamente los libros nos ayudan a tener una mente más abierta a conocer otras realidades y tantas veces que la ficción se entrecruza con la realidad,tantas veces que la realidad se parece tanto a una gran novela de ficción. Un abrazo.
cuanta verdad en tus palabras... A mí tampoco ha dejado de sorprenderme que muchos amigos, familiares, se hayan decidido a coger un libro en épocas de confinamiento. Menos mal que siempre he tenido claro que no me iba a hacer ilusiones, que seguramente es algo pasajero, otra especie de enajenación mental apocalíptica. Ya veremos, ya veremos cuantos después de todo esto conservan las ganas de acudir a un libro en mometnos de ocio, creo que pocos, muy pocos, aunque la esperanza no la pierdo. Con solo un nuevo lector convencido, me daría por satisfecha
En fin, uqe he leído tu post, tus reflexiones que me han parecido muy interesantes
¡Un beso!
No es mala idea la del bono cultural. Yo compro pocos libros en relación a lo que leo, porque tiro de biblioteca y me gusta compartir libros o releer.
Con todo, no creo que el libro sea un bien de lujo: un libro al mes (en España la media es de 11 libros comprados al año por cada lector) supone un gasto de entre 50-80 céntimos al día, depende de la edición.
Hay alguna novedad a la que le tengo ganas, pero en general soy un clásico, jaja, ¡hay tanto escrito y tan bueno que no he leído!
Un abrazo.
Por nada del mundo leería ahora un libro sobre el confinamiento, me apetece leer novelas románticas donde todos los finales sean felices.Besicos
La doble moral...
No hace mucho hablaba con unas amigas sobre este tema, alguna decía que ella pensaba que la gente iba a leer mucho más por aquello de no tener más narices que estar en casa... pero si no leen de normal, qué esperan? Que sean los lectores ejemplares ahora? Con móvil, redes sociales y Netflix? Mmmm... no. Pero eso sí, la foto con el libro que no falte oiga xD
También, después de haber tenido librería de segunda mano, no sé qué le pasa exactamente a la gente por la cabeza en cuanto a este tipo de negocio. Si lo juntas con que en la mía las únicas novedades que entraban eran autopublicados o editoriales pequeñas... ya bueno.
Yo esperaba novedades, sinceramente... y me está pasando como con los videojuegos, que está siendo un bajón tremendo (venían cosas súper fuertes y se están aplazando hasta el infinito y sin fechas aprox).
Veremos a ver =)
Besotes
Me ha gustado mucho esta entrada. A mí lo que más me ha llamado, literariarmente hablando, del confinamiento es la cantidad de fotos y publicaciones que he visto en redes sociales de postureo con libros, publicadas por gente que lleva años sin leer un libro. ¿Por qué hay que aparentar que se lee? De verdad que no me entra en la cabeza. Yo no soy deportista, solo practico yoga, y no me hago fotos con ropa de deporte como si saliese o acabase de llegar de correr o de andar en bici... Muchos besos.
La rentrée está siendo floja porque el año en general está siendo flojo. Al menos en lo que se refiere a novedades extrajeras.
Yo recuerdo que en septiembre-octubre del año pasado no daba abasto de la cantidad de novelas que estaba esperando y publicaban todas a la vez como si de una conspiración se tratara.
Este año hasta la fecha creo que han publicado dos novelas que yo esperaba (Todos quieren a Daisy Jones y En la tierra somos fugazmente grandiosos), las otras que estaba esperando (Cherry, Niña, mujer, otras y La ciudad que nos unió) han aplazado su publicación por el coronavirus.
En cuanto a las novelas de pandemias, no se yo hasta que punto es un tema que va a apetecer leer próximamente. Hay autores a los que les ha coincidido la situación (estoy pensando en The end of october, que a pesar de la publicidad de la coincidencia solo ha durado una semana en la lista de los más vendidos).
Yo me leí Apocalipsis el año pasado, y Estación once es una novela que me encanta, pero desde luego es lo que menos me apetecería leer en estos momentos (y dudo que sea un tema que me apetezca en los próximos meses)
Pues sí, comercialmente seguro que arrasarán los testimonios de este período. Pero personalmente no me interesan en absoluto. ¿Para qué leer lo que ya sé? Y además desde posiciones seguramente más emocionales que ricas literariamente?
No entiendo, como apuntas, que se critique a Amazon por facilitar la publicación a autores noveles al margen de las editoriales clásicas. Tengo la teoría de que Amazon gana más dinero en el sector autopublicados que en el sector editorial clásico. La razón: tienes muchísimas novedades al mes que, bien es cierto, suponen microventas de cada título particular, amigos, familiares... pero en su conjunto superan en mucho a lo que vende cualquier editorial en ese portal.
En cuanto a precios, al menos en los autopublicados. ¿En serio un euro o dos son algo caro? En cuanto a las tradicionales sí me parecen abusivos en comparación a la edición en papel, aunque tengo la duda de si no sufragan con ello parte del precio del ejemplar impreso.
Saludos!
Unas reflexiones brillantes sobre la situación actual. Me quedo con la que hace referencia al IVA, pues dudo que se note en absoluto la bajada, y con lo de "me ha sentado mal que la cultura sea algo a lo que acudir cuando no hay otra cosa que hacer o cuando no se puede hacer otra cosa". Sí creo que el elitismo está allí.
Oh, y sobre lo de los libros sobre el confinamiento que han surgido... sin comentarios.
Un saludo de,
una Laura desconfinada.
Impresionante!!! es la cruda verdad, en todo caso, los libros de confinamiento son para la historia, ahora que lo estamos experimentando es cuando escribirlos. Yo sigo escribiendo y publicando en Amazon, aunque he ganado un par de concursos y un FONDARt (premio chileno a la calidad en arte), porque es sencillo para mí, tengo 47 años. De que hay prejuicios con la calidad en Amazon, los hay. Gracias por tu reflexión.
Interesante tu reflexión...
Qué decirte, muchas cosas. Ya sabes mi opinión sobre el uso de los libros digitales, que en mi caso es muy limitado porque sigo prefiriendo el papel; no ayuda tampoco el precio prohibitivo que tienen, especialmente las novedades. Pero por otra parte me parece que es un buen recurso, bien sea porque vas de vacaciones y necesitas la mochila libre de peso, por lo que te acercas a llenar tu lector digital; o bien sea porque estás confinado y no tienes acceso a comprar en papel, o no quieres hacerlo para no poner en riesgo a los transportistas. En mi caso, he comprado libros en papel online intentando que la librería donde suelo comprar no cerrase; sin pasarme, para que no haya revuelo de transportistas en la puerta de casa; y también me he dado algún caprichito digital.
Hay gente que sólo recurre a la cultura en vacaciones o en este confinamiento, y pienso que es por tiempo. Hay gente que quizá por sus horarios laborales y su estilo de vida necesite más salir a correr que leer un libro y cuando no tiene que trabajar, entonces puede correr y leer, ver una peli o ver una exposición. Dicho esto, quizá el planteamiento sea que el gobierno reduzca las jornadas de trabajo, y así habría más tiempo para consumir cultura. Y si regulan los precios de las publicaciones editoriales, tanto en papel como en digital, pues mejor para todos.
Es complicado el debate de hoy, porque hay tantas ramas posibles...
Besitos.
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