"Es una niña, pero es muy pequeña. Tiene los ojos cerrados. Está tan débil que parece que no respire. Dale la vuelta y un cachete en el trasero para que suelte el llanto; así".
¿Sabéis esa sensación cuando os hablan de alguien cuyos logros son innumerables pero no os sonaba el nombre de nada? Bien, pues por eso, hoy traigo a mi estantería virtual,. Hildegarda.
Había visto el libro, claro. Realmente es muy difícil no verlo con esa cubierta tan peculiar y ese título, pero no me sonaba ni siquiera el nombre. Así que miré su sinopsis para encontrarme con que el libro novelaba la existencia de una mujer que fue nada menos que santa, escritora, naturalista, filósofa, compositora, científica, médica, profetisa y así durante una enorme lista en la que incluso se le atribuye ser artífice de la cerveza tal y como hoy en día se fabrica y consume (salvando la distancia). Y me dispuse a leer la vida de esta mujer.
Hay que decir, antes de nada, que ya la propia autora advierte que hay muy pocos datos sobre Hildegarda con los que reconstruir su vida de forma fiable, así que, ante la ausencia de fuentes, ha ido cubriendo los huecos y generando en conjunto una novela más que una biografía. Se esfuerza además en intentar poner palabras a las sensaciones de la protagonista, describiendo o transformando lo indescriptible en letras hermanando así la necesidad de expresión de Hildegarda de su tumultuosa vida interior. Esta titánica tarea que la autora se autoimpone, unido a la forma en que se expresa, otorga un tono peculiar a la novela, casi poético o fabulado, como un intimismo que tiene más de representación teatral que de norma a la que se sujeta el texto. Se adentra de este modo en una ficción biográfica fragmentada en la que la forma en que se cuenta es casi tan importante como lo que se relata y todo ello queda envuelto en una suerte de misticismo que forma parte de la propia historia tanto como de su puesta en escena. En ella nos relata los primeros años de la vida de la protagonista, y he podido ver que hay una segunda parte, así que la seguimos desde su azaroso nacimiento en el que ya vaticinaron que no sobreviviría ni siquiera a la primera noche, hasta el momento en el que el Papa reconoce que sus visiones son obra de Dios, liberando así a la mujer de la sospecha de brujería que la había perseguido y permitiendo que compartiera sus revelaciones.
Hildegarda se presenta como una figura fuerte y potente que obtuvo en su día una gran relevancia pero que no sirvió para que se rodeara de gente, ya que la sumió en una tremenda soledad. Anne Lise en su novela no solo refleja esto, su mérito, más allá de lo que el lector opine sobre la vida de esta mujer, es el escribir una obra de ficción que puebla de personajes reales difuminando la línea entre la novela y la biografía, pulverizándola, ya que en todo momento su libro se acoge a ambos términos. Como lectora tengo que decir que en algunos momentos olvidaba la ficción para sumergirme en la vida de la protagonista como si fuera todo real, para un instante después reírme de mi propia ingenuidad ante una frase imposible de verificar dada por ese narrador omnisciente que domina la novela. Es un libro en el que hay que dejar de lado las ideologías e incluso la época en la que vivimos, o no podremos evitar pensar que a esta mujer hoy en día la tratarían como a una enferma psiquiátrica e incluso nos preguntemos si no hubiera sido eso lo mejor. Solo así se puede disfrutar de una lectura que a mi personalmente no me ha convencido más allá del experimento que he comentado. Si excluyo el hecho formal de estar ante una suerte de producto literario híbrido y lo considero como lo que me lo han planteado, una novela, se queda corta, flojea y tardo mucho en sentir un interés verdadero por la protagonista. Solo el saber que había existido me empujaba a seguir leyendo muchas veces y eso, si hablamos de ficción, es trampa.
Hildegarda es un interesante producto que se me ha quedado corto como novela de ficción. Es el hecho de su existencia lo que ha captado mi atención más allá de lo que se me estaba contando.
Y vosotros, ¿sois lectores de biografías?
Gracias.
6 comentarios:
Me ha resultado interesante esta reseña ya que me gusta leer biografías.Besicos
No termina de tentarme en esta ocasión. Prefiero dejarla pasar.
Besotes!!!
Me encanta lo que dices Leo poco pero leo bueno :)
Soy lectora de ficcion. Este tipo de libros no son para mi.
Saludos
Hola!! Me has picado mucho la curiosidad por esta novela, no la conocía y podría estar muy bien. Me la llevo bien anotada a mi lista de pendientes. ¡Genial reseña y gracias por el descubrimiento! Besos!!
Lo que no entiendo es cómo aparecen una y otra vez los campos de maiz en el mundo de Hildegarda (s. XI /XII), cuando en realidad el maiz, que vino de América, no se conoce en Europa hasta el s. XVII...
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