Come, reza, ama. Elizabeth Gilbert

     "Cuando tengo uno de esos días de sentirme sola, pienso: Pues estate sola, Liz. Aprende a relacionarte con ella. Haz un mapa de la soledad. Siéntate a su lado por una vez en la vida. Da la bienvenida a esa experiencia humana. Pero no vuelvas a usar el cuerpo o los sentimientos de otras personas para intentar aliviar tus deseos insatisfechos."  

     No vi la película, no me llamaba la atención y tampoco soy fan de Julia Roberts. Sin embargo tuvo una taquilla aceptable y unas cuantas personas me dijeron que era entretenida. Tiempo después una de ellas me regaló el libro y lo dejé aparcado hasta unas vacaciones. Las vacaciones son ese tiempo en que leo "atrasos" por el día y lo que me apetece por la noche. Así que dije, pues nada, una novela romántica... y me puse con ella. Ya habréis notado que habiendo millones de libros, prefiero optar por hacer hueco sólo a los buenos, sin embargo hoy traigo a mi estantería virtual Come, reza, ama.
  
     Conocemos a Elizabeth Gilbert (os suena el nombre) una mujer de treinta y tantos que acaba de terminar el romance comenzado tras su divorcio. Viéndose sobrepasada por todo decide emprender un viaje por el mundo en un ejercicio de autoayuda.

     Bien, la novela pasa por algo así como autobiográfica y arranca con una mujer con una fachada feliz pero que realmente no lo es. Tras su divorcio y relación posterior decide huir en lugar de enfrentarse a sus problemas (creo que aquí empezó a caerme mal) o, según ella lo plantea, viaja por el mundo para encontrar paz interior. Nos desarrolla una suerte de vuelta al mundo a modo de viaje surrealista en el que descubrimos que la felicidad no va en la talla, es de todos bien sabido que a Italia se va a comer y no a ver monumentos,  no tiene, nos enteramos de que donde mejor se medita es en la India, pero se tarda meses en conseguir no distraerse, y terminamos en Indonesia donde hay gente pobre, y lo dice como si fuera un descubrimiento. Eso sí, en Indonesia es donde funde el cuerpo, más gordo, con la mente, más vacía. Ah, y un brasileño, que ya lo dice el título, Come, reza, ama, y había olvidado la última parte.


     La forma de escribir es muy desigual, la autora empieza a dibujarnos un personaje con el que espera que sintamos empatía, aunque a mi ya se me perfilaba un poco caprichoso y eso antes de saber que iba a vivir un año como patapollo viajando sin dar un palo al agua. A partir de ahí y pese a que Italia es más o menos ágil, tal vez mejor sería decir apresurado, el libro pega un parón tremendo. Las páginas se me hicieron eternas entre descripciones interminables de rezos y costumbres. La protagonista seguía sin cuajarme y la idea de un año desconectado sin aparentes consecuencias en el entorno se me antojaba cada vez más irreal.
     Podría decir que busca ser un libro de autoayuda, pero el mensaje que conseguí extraer me resultó manido. Los pobres son los que más saben y disfrutan, mejor que la pobre protagonista (aunque ya he comentado como vive de bien), vamos, que les pregunten a ellos.

     Al final hice gala de mi máxima Libro que empiezas, libro que lees, y con mucha fuerza de voluntad y porque no había llevado muchos más títulos en mis vacaciones, me lo terminé jurando vengarme. Supongo que habrá quien piense que esta entrada es la justa venganza, a esos los recomiendo leer el libro.

     Y vosotros, siempre preguntando por lo bueno... Hoy me gustaría saber un libro que no os haya gustado.

     Gracias