Cuando uno disfruta de un libro tanto como yo del anterior título de Towles, se lanza a por el siguiente sin leer ni la sinopsis. Hoy traigo a mi estantería virtual, La autopista Lincoln.
Conocemos a Emmett Watson, corren los años 50 y su vida no ha sido nada fácil. Por un lado sufrió acoso y además acabó con la vida de su acosador. Eso le supuso un castigo, y ha estado en una granja de trabajo de la que acaba de salir. Así se encuentra con su hermano pequeño Billy, ansioso por empezar un viaje que les llevaría a ambos junto a su madre y que para él parece representar una suerte de Odisea. Dispuestos para el viaje, no tardan en aparecer Duchess y Woolly y su viaje en busca de una nueva vida se convertirá en una suerte de Odisea hacia Nueva York, donde tienen un plan.
Si en Un caballero en Moscú el protagonista nos e movía del hotel, en La autopista Lincoln de lo que se trata es de un doble viaje: por un lado está el viaje por carretera, importantísimo, y por otro el viaje vital del crecimiento. Contada desde diferentes puntos de vista, Towles no desaprovecha su historia de formación para dejar pequeñas reflexiones, como ya hiciera en su anterior novela, solo que en esta ocasión son más de calle, casi de autoayuda. Llena de personajes que aparecen y desaparecen, voy a optar por no ser original y quedarme con Ulises, el hombre que viaja sin su familia, y es que ya desde las primeras páginas somos conscientes del trabajo de construcción que requiere esta novela llena de detalles. Los cambios de vista, de tono e incluso de persona, dan como resultado una narración efectiva con un coro de voces con distintas historias y valores que son recibidos por un niño que aún no sabe en qué se convertirá, aunque tenga cada vez más claro en quién no.
Para ello el autor utiliza la autopista Lincoln, una de las más emblemáticas del país, dejando claro que hay todo un homenaje a los viajes en carretera, tan populares recorriendo el territorio como utilizados en la literatura para narrar historias. Y es que si seguimos buscando la novela americana, no cabe duda de que habrá un viaje largo en carretera. Frente al confinamiento de su novela anterior, es casi abrumador percibir en este caso el viaje, el paisaje, los encuentros improvisados y las diferentes historias que surgen durante el camino y, sobre todo, hacerlo reconociendo los pequeños gestos y guiños de la prosa del autor. Y así es como acabamos ante una historia de historias, con un personaje que creía tener una ruta pero que ha cambiado, otro que busca a su familia, un tercero que acaba conociendo a Ulises y Duchess, que es un personaje merecedor de toda una historia.
La autopista Lincoln es una novela que he disfrutado página a página recogiendo cada detalles de cada historia, viviendo uno de esos viajes que estaban de moda en las películas y libros hace unos años tal como Keourac nos dijo y que Towles recuerda recorriendo paso a paso. Desde luego, si sigue este camino, será un autor que haga pequeños homenajes a puntos literarios que fueron en algún momento clásicos. Y merecerá la pena seguir leyéndolo.
Y vosotros, ¿también anotáis los nombres de los escritores que os enamoran a la primera?
Gracias.
4 comentarios:
Los anoto, sí. Y me llevo bien apuntado este título, que me gusta mucho lo que cuentas.
Besotes!!!
Qué buena pinta y qué buena reseña, amiga. Justo ayer te hablaba de mi compra de Un caballero en Moscú por 1€, mua jajajjjajajja.
Y sí, en cuanto un autor me convence no suelo ni leer la sinopsis, me lo suelo llevar directamente. Pr ejemplo, leí a Repila con Una comedia canalla y fui a ciegas al niño que robó el caballo de Atila, sin mirar, y mira qué cambio de registro tan brutal.
Besotes.
Hola.
Gracias por la reseña aunque no veo que este libro sea para mi.
Nos leemos.
Los dos anteriores de Towles me gustaron mucho así que ya tengo éste en casa esperando a que me anime con él
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