lunes, 10 de octubre de 2022

Los renglones torcidos de Dios. Torcuato Luca de Tena.

 


     "-El hombre es el único animal que se crea necesidades que nada tienen que ver con la subsistencia del individuo y con la reproducción de la especie. No le basta comer alimentarse, sino que condimenta los alimentos, de modo que añaden placer a la satisfacción de su necesidad. No le basta vestirse para abrigarse, sino que añade, a esta función tan elemental, la exigencia de confeccionar su ropa con determinadas formas y colores. No se contenta con cobijarse, sino que construye edificios con líneas armoniosas y caprichosas que exceden de su necesidad: lo cual no ocurre con la guarida del zorro, la madriguera del conejo o el nido de la cigüeña. ¿Hay algo más inútil que la corbata que lleva usted puesta? ¿De qué le sirve al estómago una salsa cumberland o un chateaubriand a la Périgord? ¿Qué añade al cobijo del hombre el friso de una escayola o las orlas en forma de signos de interrogación de los hierros que sostienen el pasamano de una escalera? Pues bien: todo eso que está inútilmente añadido a la pura necesidad... ¡ya es arte!".

     Si hay un libro que ha leído varias generaciones y ha comentado por activa y por pasiva por jóvenes lectores, antes de que ese término tuviera siglas propia, es este. Todos llegábamos, al menos los de mi quinta, más o menos sobre los 15 años a él y todos nos sorprendíamos con el libro de este señor con nombre de fraile. Muchos además discutimos sobre el estado mental de la protagonista, de hecho en mi colegio nos lo pasábamos unos a otros para leerlo. Fue un "libro de moda" que he recordado hace poco, gracias a su estreno en la gran pantalla (juraría que es en la gran pantalla, pero ahora con las plataformas ya no estoy segura). Os hablo de Los renglones torcidos de Dios. 

      Conocemos a Alice Gould, ingresada en un sanatorio mental, según una carta por atentar contra su marido. Según ella ha sido encerrada injustamente debido a los datos descubiertos en su trabajo como investigadora. 

      Este libro nos pasea hasta la puerta de la locura a través de su fantástica protagonista, Alice. Pocas veces un protagonista se gana a un lector como ella, llevándolo por un mar de incertidumbres en las que todo es lo que vemos hasta que descubrimos que nada es lo que parece. Ella se nos presenta y nos acompaña a lo largo de trescientas páginas en las que dudamos tanto de su cordura como del motivo de su encierro. Es una mujer sólida, con una gran credibilidad, que irá logrando ganarse al personal del sanatorio y a la mayoría, sino a todos, de los lectores de su historia. Tal vez el director sea el hueso duro, empeñado en su postura al tocarle ser el contrapeso en este juego de verdades y mentiras que hará que dudemos también de nuestra propia opinión. 
 Que Luca de Tena consiga hacer bailar al lector entre una teoría y otra y regresara la primera para volverse a posicionar es el mayor mérito que le recuerdo a este libro. Pero eso no significa que sea el único. Sus personajes secundarios son tan variopintos como para tener que fijarse en ellos, no hay una sola excentricidad que escape a la pluma del autor, y todos ellos conforman un pintoresco conjunto digno de ser admirado, casi como un cuadro visto a través de una lente o tal vez algo modernista. Es, sin lugar a dudas, un libro que merece la pena leerse, ameno, entretenido y ágil que nos deja un muy buen sabor de boca. No sólo eso, sino que lo paladeamos después de terminado. 

     Termino con una curiosidad, ya me conocéis, llevo rato pensando en no ponerla pero soy incapaz de irme sin hacerlo. Luca de Tena, para comprender mejor este mundo de locos que nos iba a presentar, fingió una psicosis, nada de entrar recomendado o a observar simplemente, optó por el camino difícil. Lo hizo bien, ya que ingresó en una clínica psiquiátrica durante 18 días, y a su salida comenzó este libro que os traje hoy a mi estantería virtual. 

     Los renglones torcidos de Dios es una novela francamente entretenida que creo se disfruta más en las edades tempranas que cuando uno ya llega como lector maleado. Y es que hay libros que, cuanto menos sepa uno sobre ellos al abrirlos, más se disfrutan. Como este.
     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias

7 comentarios:

Confieso que he leído dijo... [Responder]

Como muy bien dices, es un libro que mpacta y que te hacen replantearte muchas ideas preconcebidas. Durante su lectura vas cambiando de opinión sobre si Alice realmente es o no una paciente real. En suma, una lectura más que recomendable que espero que vuelva a ponerse de moda gracias a la versión cinematográfica.

Anabel Samani dijo... [Responder]

Hola, Mientras Leo:
Este no lo he leído y tengo curiosidad; supongo que en algún momento caerá, aunque no lo aseguro :-)
Un beso.

Dorothy dijo... [Responder]

Lo leí hace unos años y me pareció brutal. Ese juego constante en el que vas de pensar que Alice está investigando o está fantaseando es maravilloso. Eso sí, se pasa realmente mal con las escenas de Luca de Tena va relatando. Los psiquiátricos de antaño son auténticas películas de terror. Se lee en un pispás. Me alegra mucho que con el estreno de la película sume nuevos lectores, porque vale mucho la pena.

Besines.

Senyoreta Buncle dijo... [Responder]

La leí hace años, muchos años, y tengo un recuerdo magnífico de esta lectura. Ahora está muy de moda debido a la película que se estrena. No sé yo si el libro da para una peli. Habrá que verla, pero me da la sensación que es todo lo que cuenta el libro no se puede expesar en imágenes. Besos

Margari dijo... [Responder]

Lo leí hace años y me impactó muchísimo. No me importaría releerlo aunque al mismo tiempo me da algo de miedo, de no disfrutarlo como lo hice.
Besotes!!!

Neftis dijo... [Responder]

Este libro lo lei hace muchos años y me gusto mucho. Ahora quiero ver la pelicula. Esta semana la empiezo con tres libros de tematica variada.

Saludos

Atticus dijo... [Responder]

Sé que hubo proyectos de llevarlo al cine casi desde su publicación. Recuerdo pasar de niño por una librería, verlo día a día y fascinarme su título. Para vergüenza mía, no lo he leído (aún). Es posible que me lo lleve de viaje unos días. La película la veré desde luego.

Lo que no sé es si estoy de acuerdo con ese título. Hay petición de principio.