"Lo olí antes de verlo.
Había un grupo de gente en la acera y la calzada, en su mayoría agentes de policía, uos hablando por móviles, otros fumando, unos mirando, varios mirando a otra parte. Desde la dirección por la que yo venía, la gente congregada me impedía ver lo que había detrás de ellos, y al principio pensé que, dada la abundancia de uniformes, debía de ser un accidente de tráfico o tal vez una redada de inmigrantes. Entonces noté el olor. Era un olor como el que notas en tu casa si te olvidas de sacar la basura cuando te vas de vacaciones, fuerte pero ácido, lo bastante intenso como para imponerse a los aromas veraniegos normales de cerveza y revolución. Era el olor que lo había delatado".
El amor por la cubierta tuvo la culpa de esta lectura. Hoy traigo a mi estantería virtual, El deshielo.
Conocemos a Nick, un abogado que trabaja para bancos que quieren invertir en empresas rusas; acuerdos, garantías y petróleo es el ambiente de un hombre gris que va cumpliendo años con el temor a seguir siendo un hombre gris y acabar en un matrimonio del mismo color que sentencie su vida. Entonces Masha y Tatiana entran en su vida, dos jóvenes muy diferentes y Nick se enamora de la primera, una mujer peculiar aunque él no parece darse cuenta. Y entonces llega el deshielo y aparece un cuerpo. O quizás fue antes y el cuerpo aparece, como corresponde, en la primera página.
Una de las grandes dificultades de los traductores son los juegos de palabras. En este caso la primera vino en la frente ya que en su idioma original la novela juega con Snowdrops que parece el nombre de una flor (campanilla de invierno) pero que se trata de una palabra utilizada en slag ruso para hablar justamente de lo que se representa, los cuerpos que aparecen con el deshielo. Habida cuenta de que se trata de una palabra que no existe tengo que decir que me gusta la opción elegida.
El primer, que no el único, acierto de la novela, es el narrador. A ratos ciego,, el personaje representa a un extranjero que llega a Moscú a trabajar y se enfrenta a un mundo corrupto que le va haciendo mella entre violencias y temores. Se ve ya en las primeras páginas que no estamos ante un personaje que no sabe lo que ve a su alrededor, pero más que de eso, la novela trata de su evolución en el entorno que ha elegido para vivir. Él un supuesto cínico que mira hacia otro lado cuando cree que es necesario y que acaba cayendo presa del romanticismo como si en Rusia no pudiera suceder otra cosa que una historia de amor. Y de muerte, posible o segura, que puede llegar de mano de un vecino o de un cliente que es conocido por el temor que despierta. Porque todos estos, y algunos más, son los ingredientes que Miller ha metido en una novela que brilla en sus descripciones ya sean literales o de los ambientes más bajos de una ciudad aparentemente cosmopolita. No negaré que a veces he tenido la sensación de que Miller exageraba y que el punto central de la historia, que el lector puede pensar en un principio que es la respuesta obtenida por la joven a la que el protagonista pide matrimonio pero que a la postre es el resultado en Nick de su peripecia, se anticipa fácilmente, pero no resta esto valor a una novela que he disfrutado bastante pese a que, siendo objetiva, no saca el partido que hubiera podido a una ambientación llena de posibilidades.
El deshielo me ha parecido una novela entretenida que he disfrutado bastante, algo que, dadas mis últimas experiencias lectoras, la colocan en un buen lugar.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.
3 comentarios:
No termina de llamarme esta vez, así que la dejo pasar. Comienzo la semana con dos lecturas, Del color de la leche y Las tinieblas y el alba.
Besotes!!!
No me convence esta historia. Así que de momento la dejo pasar. Besos
No me termina de llamar, lo voy a dejar pasar.
Saludos
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